Sobre el cristal de su espirítu, la armadura susurrante del cielo traza siempre los mismos signos amorosos, las mismas cordiales correspondencias que tal vez podrían salvarlo de ser hombre, si consintiera en salvarse del amor.Es necesario que ceda. Ya no aguantará. Cede. Ese burbujeo melódico lo apura. Su sexo late: un viento atormentador murmura, y su ruido es más alto que el cielo. El río arrastra cadáveres de mujeres. ¿Se trata de Ofelia, Beatriz, Laura? No, tinta, no, viento, no, cañas, riberas, orillas, espuma, copos. Basta de barreras. Con su deseo, Abelardo se armó una barrera. En la confluencia del empuje atroz y melódico. La arrastrada y trasportada es Eloísa, su Eloísa, Y QUE ES ESO LO QUE QUIERE.
Fragmento de El claro Abelardo, en El arte y la muerte, A. Artaud.
4 comentarios:
el libro q leí, el disco que escuché, el hombre que aún hoy, como dice barthes mas bajo, trato de descubrir como un niño que desmntel un reloj.
y ahora aparece en el mar.
buensisimas las Selecciones che.
a las á las trae un flete
ñaaaaaaaaaa que hermoso me gusoto
gracias por entregar cultura
un abrazo
chaolín!!!!!
dando vueltas otra vez
me gusta pasar por acá a aprender.
que buenas seleccionesssssssss!
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