sábado, 30 de junio de 2007

El lenguaje, II.

La creación es el resultado de la imperfección. Del esfuerzo por conseguir algo y de la frustración. Y de ahí es de donde creo que nació el lenguaje. Es decir, fue el resultado de nuestro deseo de superar nuestro aislamiento, y tener cierto tipo de conexión entre nosotros. Debía ser fácil cuando se trataba de simple supervivencia. Ya sabes… “agua”. Inventamos un sonido para ella. O “tigre dientes de sable justo detrás de ti”. Inventamos un sonido para eso. Pero se vuelve realmente interesante, creo, cuando usamos ese mismo sistema de símbolos para comunicar todas las cosas abstractas e intangibles que experimentamos. ¿Qué es, por ejemplo, frustración? ¿Enojo o amor? Cuando yo digo “amor” el sonido sale de mi boca y llega al oído de la otra persona, viaja a través de este conducto bizantino en su cerebro, sabes, a través de sus memorias de amor o de falta de amor, y registra lo que estoy diciendo y dice: Sí, lo entiendo. ¿Pero cómo sé yo que lo entiende? Porque las palabras son inertes. Son sólo símbolos. Están muertas, ¿sabes? Y muchas de nuestras experiencias son intangibles. Gran parte de lo que percibimos no puede ser expresado. Es indescriptible. Y aún así, cuando nos comunicamos entre nosotros, y nosotros sentimos que hay una conexión, y pensamos que somos entendidos, creo que tenemos una sensación de una comunión casi espiritual. Esa sensación puede ser pasajera, pero es para lo que vivimos.

Fragmento de la película "Waking life", dirigida por Richard Linklater.
El lenguaje, I.


A menudo es necesario no nombrar aquello de lo que hablamos. El Dios invisible de los hebreos, por ejemplo, tenía un nombre impronunciable, y cada uno de los noventa y nueve nombres que la tradición asigna a este Dios no eran sino modos de aceptar aquello-que-no-puede-ser-visto y aquello-que-no-puede-ser-comprendido. Pero aun en un plano menos exaltado, en el dominio de lo propiamente visible, evitamos a menudo divulgar aquello de lo que hablamos. Consideremos la partícula "lo". "Es lo de siempre", decimos, o "¿Cómo lo ves?" Creemos que sabemos lo que decimos, y lo que queremos decir es que la partícula "lo" representa lo que no necesita ser dicho, o lo que no puede ser dicho. Mas si lo que decimos es algo que nos elude, algo que no comprendemos, ¿cómo podemos seguir diciendo que de verdad comprendemos lo que decimos? Y, no obstante, sobra decir que lo hacemos. El "lo" de la frase precedente, por ejemplo, no es sino cuanto nos impulsa, de hecho, al propio acto de hablar. Y si la partícula "lo" es lo que continuamente reaparece en nuestro esfuerzo por definirlo, entonces hemos de aceptarlo como aquello que nos es dado de antemano, como la condición previa al acto de decirlo. Se ha dicho, por ejemplo, que las palabras falsifican lo que tratan de decir, pero decir que "lo falsifican" es admitir de antemano que "lo falsifican" es verdad, de lo que se deduce que tenemos una fe implícita en el poder de las palabras para decir lo que quieren decir. Y no obstante, cuando hablamos, a menudo no queremos decir nada en particular, y esto es lo que sucede ahora, al sentir que estas palabras caen de mi boca y se desvanecen en el silencio del que vinieron. En otras palabras, lo que se dice se dice a sí mismo, y nuestras bocas no son sino instrumentos de ese decirse a sí mismo. ¿Cómo sucede? Pero nunca nos preguntamos acerca de lo que sucede. Lo sabemos, aunque no podamos ponerlo en palabras. Y a ese sentimiento que pervive en nuestro interior, a ese secreto o conocimiento de tal modo afinado con el mundo, no le hace falta cuanto pueda caer de nuestras bocas. Nuestros corazones saben lo que albergan, incluso si nuestras bocas permanecen calladas. Y el mundo sabrá lo que es, incluso cuando nada quede en nuestros corazones.
Paul Auster, Espacios blancos, en: Pista de despegue.

lunes, 25 de junio de 2007

L'obscurite des eaux

Escucho resonar el agua que cae en mi sueño. Las palabras caen como el agua yo caigo. Dibujo en mis ojos la forma de mis ojos, nado en mis aguas, me digo mis silencios. Toda la noche espero que mi lenguaje logre configurarme. Y pienso en el viento que viene a mí, permanece en mí. Toda la noche he caminado bajo la lluvia desconocida. A mí me han dado un silencio pleno de formas y visiones (dices). Y corres desolada como el único pájaro en el viento.

Alejandra Pizarnik, El infierno musical, 1971.
Sugerencia del cheff:

Perro al horno...
¿con papas?
¿o zanahorias?
Esperamos propuestas culinarias!!!!














sábado, 23 de junio de 2007

Familia numerosa







estoy sentada
frente a la ausencia del mundo
frente al paisaje de las palabras
al borde de la añoranza
de cara a fotos viejas


levanto un pie
y pequeña,
una huella se disuelve
bajo el aire que me sostiene
bajo el sopor de una cama distendida


con mi mano dibujo mariposas
que como jaurías envuelven
el breve círculo que me rodea
deshaciendo un posible círculo mágico
disolviendo cada sonido arrinconado


entono melodías pesadas
desarmo las sobras de este día
logro desajustar las huellas y los rostros
despeino la fisonomía de este instante
logro abrir los ojos


y estoy sentada
de cara a fotos viejas


frente a la ausencia del mundo
frente al paisaje de algunas palabras


corro
entonces
corro
a la otra orilla
del otro lado de este mar
y del otro lado de mí

lunes, 4 de junio de 2007

Poemas que me van gustando...
para compartir


He vivido la hora en que el rostro impasible
se descompone en una mueca cruda:
se descubrió un instante una pena invisible.
No lo advierte el gentío que en la calle se apura.

Palabras mías, en vano negáis la mordedura
secreta, el vendaval del corazón.
La razón de quien calla es más veraz.
El canto que solloza es un canto de paz.

Eugenio Montale, Huesos de jibia.


Si pudiera decir qué, quién soy
erigir contra el tiempo una imagen
y no estos pasos, blancos de luz sobre la arena.
Pero no sé quién soy, y caminar dormido,
agrillado en sueños por la orilla,
es todo el ardid que tengo.

Walter Cassara, Máquina de trinar


Devuélveme a la noche, allí sé llorar.

Adriana Arédez, La piel del agua (frag.)


Canções
release para o disco Canções, de Péricles Cavalcanti, 1992

Uma canção não é uma letra entoada. Uma canção não é uma melodia que diz. Uma canção é algo que ocorre entre verbo e som, sem privilegiar nenhum deles. Ante uma canção de verdade, qualquer comentário crítico que separa letra e música parece patético. A canção não é um código composto pela junção de dois códigos primários, pois sua origem conjunta é anterior a essa divisão. A palavra cantada antecede a poesia falada ou escrita, a música instrumental, os frutos especializados do tempo do homem.
O amor
Folha de São Paulo, 12/06/95,
caderno Cotidiano, especial para o dia dos namorados
O amor, sem palavras. Ou. A palavra amor, sem amor. Sendo amor, ou. A palavra ou. Sem substituir nem ser substituída por. Si, a palavra si, sem ser de si gnada ou gnificada por. O amor. Entre si e o que se. Chama amor, como se. Amasse (esse pedaço de papel escrito amor). Somasse o amor ao nome amor, onde ecoa. O mar, onde some o mar onde soa. A palavra amor, sem palavras.
Arnaldo Antunes

domingo, 3 de junio de 2007




























sólo sal, sal, sal
el agua se secó
sólo sal
tanta sal
ensimismada y apocada
desmesurada y atontada
mi perra gala, la alocada
descubre, casi postrada
que la lectura apasionada
de literatura rebuscada
inyecta en sus cascadas
de emperradas manadas
unas insólitas ganas anonadadas
de gente literaturizada
oh gala
oh gala
oh gala
que será de gala
con su alocada
pasión enrevesada
por la literatura rebuscada
oh gala
oh gala
oh gala