La imaginación al poder
-no nos queda otra-
lunes, 4 de julio de 2016
martes, 29 de enero de 2013
miércoles, 7 de septiembre de 2011
Volviendo
Nada rima con nada, dice alejandra. Haberse muerto en quién se era, dice después, o algo parecido. La tengo de fondo, como si fuera un eco posible, un simple ruido, una voz que todo lo llena. Alejandra te pega en el costado mejor delineado de la tristeza, todas las pestes y la plagas para los que duermen en paz, como me gustaría que esas palabras fuera mías, pero las mías son meros ecos de alejandra. La tierra se está quemando, arden los árboles y las palabras y los días y alejandra hace tanto tiempo que no habla. La consagración de la inocencia, escucho de nuevo, como si la inocencia fuera un estado posible. Qué vamos a hacer cuando la poesía sea un libro muerto en las estanterías. Qué vamos a hacer cuando la literatura sea un campo quemado, un árbol caído, una memoria obturada. Qué vamos a hacer cuando el orden vuelva a ser una palabra dura. Nada rima con nada. El orden, menos.
sábado, 28 de marzo de 2009
Escena y memoria
Museos
Las manos de un color apagado, cansino, la piel surcada por la imposibilidad del futuro: en esas manos desaparecen los rastros del tiempo, y eso es extraño, los rastros del tiempo son implacables, inocultables, pero sin embargo ahí es como si la caducidad se hubiera tomado ciertas licencias, y vos y tu cuerpo hubieran reconocido en la memoria la estampa de las formas del archivo y del museo, sos un archivólogo del dolor, tu cuerpo es un recinto en donde los desgarros hallan su lugar de ostentación, un brazo más delgado que el otro de haber hecho tanta fuerza, y una ceja quemada por un latigazo de sol recibido en mal momento, las manos desgastadas por la fiereza de las paredes húmedas, la garganta reseca por no haber gritado a tiempo, en el cuello el crucigrama con las palabras que prefieren ser jeroglíficos, en la espalda la curva que denuncia la fuerza de la convulsión, y tus labios, opacos de tanta sed. Tu cuerpo es un museo, despliega la sabiduría de la muerte, es el punto de fuga desde donde se puede pensar que la eternidad vive en el dolor de la desaparición, tu cuerpo desaparece, y el olvido grita con ganas, no te vayas, no ahora.
Pero el grito también se detiene, es como escribir palabras en un cuaderno sin páginas, como dibujar en el aire un gesto pretendiendo su infinitud: se disuelven, las palabras se disuelven, esta no es mi historia, no puedo llenar este espacio, en esta habitación vacía la muerte tiene un número, un número repetido en el desamparo de la ausencia, en la brutalidad desmesurada de la impunidad, en el eco de los excesos más salvajes.
Suena una canción de fondo, descolorida, impaciente, una canción ritual y un ritual desconcertante, siempre el mismo aniversario intervenido, la misma fecha incomoda. Cierro las páginas de este cuaderno, con sus páginas en blanco, y recito un poema que alguna vez leí: sin derecho a espiar / esta no es mi historia / no puedo llenar este espacio / no puedo / contar nada.
Allá, en ese campo tan verde, la brisa corre fresca, los árboles se tiñen de tiempo y todo pasa, tanta paz no puede ser sino huida. En las caballerizas se cuela el frío del otoño, el amarillo se vislumbra y el invierno se adelanta, ¿habrá primavera después de la muerte? Vagamos sombríos persiguiendo fantasmas, y entonces, para nosotros, ¿existirá el tiempo cuándo ya no nos quede otra oportunidad que saltar al vacío?
Maura Sajeva, Melina Passadore / En escena
Daniela Martín / Texto y dirección
Este texto formó parte de la programación de Escena y Memoria, por el 33 aniversario de la Dictadura militar de este país.
Las manos de un color apagado, cansino, la piel surcada por la imposibilidad del futuro: en esas manos desaparecen los rastros del tiempo, y eso es extraño, los rastros del tiempo son implacables, inocultables, pero sin embargo ahí es como si la caducidad se hubiera tomado ciertas licencias, y vos y tu cuerpo hubieran reconocido en la memoria la estampa de las formas del archivo y del museo, sos un archivólogo del dolor, tu cuerpo es un recinto en donde los desgarros hallan su lugar de ostentación, un brazo más delgado que el otro de haber hecho tanta fuerza, y una ceja quemada por un latigazo de sol recibido en mal momento, las manos desgastadas por la fiereza de las paredes húmedas, la garganta reseca por no haber gritado a tiempo, en el cuello el crucigrama con las palabras que prefieren ser jeroglíficos, en la espalda la curva que denuncia la fuerza de la convulsión, y tus labios, opacos de tanta sed. Tu cuerpo es un museo, despliega la sabiduría de la muerte, es el punto de fuga desde donde se puede pensar que la eternidad vive en el dolor de la desaparición, tu cuerpo desaparece, y el olvido grita con ganas, no te vayas, no ahora.
Pero el grito también se detiene, es como escribir palabras en un cuaderno sin páginas, como dibujar en el aire un gesto pretendiendo su infinitud: se disuelven, las palabras se disuelven, esta no es mi historia, no puedo llenar este espacio, en esta habitación vacía la muerte tiene un número, un número repetido en el desamparo de la ausencia, en la brutalidad desmesurada de la impunidad, en el eco de los excesos más salvajes.
Suena una canción de fondo, descolorida, impaciente, una canción ritual y un ritual desconcertante, siempre el mismo aniversario intervenido, la misma fecha incomoda. Cierro las páginas de este cuaderno, con sus páginas en blanco, y recito un poema que alguna vez leí: sin derecho a espiar / esta no es mi historia / no puedo llenar este espacio / no puedo / contar nada.
Allá, en ese campo tan verde, la brisa corre fresca, los árboles se tiñen de tiempo y todo pasa, tanta paz no puede ser sino huida. En las caballerizas se cuela el frío del otoño, el amarillo se vislumbra y el invierno se adelanta, ¿habrá primavera después de la muerte? Vagamos sombríos persiguiendo fantasmas, y entonces, para nosotros, ¿existirá el tiempo cuándo ya no nos quede otra oportunidad que saltar al vacío?
Maura Sajeva, Melina Passadore / En escena
Daniela Martín / Texto y dirección
Este texto formó parte de la programación de Escena y Memoria, por el 33 aniversario de la Dictadura militar de este país.
viernes, 20 de marzo de 2009
De un blog amigo
Escribir. Examinar, mínimamente, aspectos de la propia vida. A qué conduce ese paciente recoger de minucias; un solo instante de iluminación debiera bastarnos. Darnos cuenta que recorremos lo probado ya por incontables generaciones. Darnos cuenta. Pero entenderlo racionalmente no sirve demasiado. El que no está dispuesto a admitir que toma el riesgo de dejar alguna vez de escribir para siempre que no continúe haciéndolo.
Alberto Girri, Diario de un libro (1972).
(me prestó este fragmento Principio de incertidumbre, gracias!)
Alberto Girri, Diario de un libro (1972).
(me prestó este fragmento Principio de incertidumbre, gracias!)
miércoles, 28 de enero de 2009
Electra en el espejo / Clitemnestra del otro lado
Paren piedras los desiertos de este país: la tierra se secó, el amor se secó, alrededor nada, las piedras cantan siglos, las flores irradian quimeras.
Nada hay para ver: escucho la pronunciación del nombre, el nombre es falso, las piedras guardan secretos, esos secretos sangran por las muñecas, las muñecas rotas de guardar secretos, la piel inquieta de golpes antiguos, el amor se secó y se quedó quieto.
La mirada perdida de una niña olvidada: olvidada de si y con los pies cansados, los pies cansados de correr, la niña perdida olvida el golpe y la piedra lo come, la piedra abre la boca, es inmensa la boca de la piedra, las olas se callan, el agua guarda secretos, las paredes nunca hablaron, las puertas siempre cerradas, la casa insomne declara la guerra, la niña cierra los ojos, se come las piedras, las piedras que guardan secretos.
El silencio habita en el cuerpo: el cuerpo enloquece y pide refuerzos, la bruma de la noche enloquece y da reposo, el desierto ingresa por la puerta delantera, el amor se secó y sembrar no sirve de nada, el hambre no cesa, el hambre es voraz, la niña tararea poemas, olvida visiones y ahoga peces muertos, mariposas habitan la casa, la casa callada, las piedras mudas, el tiempo detenido, la niña olvidada, la puerta en el medio de la casa, la luz se apaga, el amor se secó, ya se secó.
Dentro de la casa, el espejo se ensancha y deja entrar el oscuro perfil de cada día tuyo. Vendada en tules negros, me miro una y otra vez, una y otra vez, y nada sale de mis pechos más que sangre fétida, putrefacta, muerta sin haber conocido olores más felices.
El espejo me devuelve una imagen horrible, espantosa, de mí, de vos, de todo. Te haces más bella gracias a mis veladuras, a mis desgarros, a mi incondicional silencio tras las ventanas de esta casa oscura.
Esta casa, inmensa, invisible, desaparecida, abismal, está llena de susurros. Esos susurros nombran crímenes viejos, insatisfechos, quejosos, resentidos. Esta casa dice tus muertes y las del desierto de este país.
Esta casa es mi muerte.
Nada hay para ver: escucho la pronunciación del nombre, el nombre es falso, las piedras guardan secretos, esos secretos sangran por las muñecas, las muñecas rotas de guardar secretos, la piel inquieta de golpes antiguos, el amor se secó y se quedó quieto.
La mirada perdida de una niña olvidada: olvidada de si y con los pies cansados, los pies cansados de correr, la niña perdida olvida el golpe y la piedra lo come, la piedra abre la boca, es inmensa la boca de la piedra, las olas se callan, el agua guarda secretos, las paredes nunca hablaron, las puertas siempre cerradas, la casa insomne declara la guerra, la niña cierra los ojos, se come las piedras, las piedras que guardan secretos.
El silencio habita en el cuerpo: el cuerpo enloquece y pide refuerzos, la bruma de la noche enloquece y da reposo, el desierto ingresa por la puerta delantera, el amor se secó y sembrar no sirve de nada, el hambre no cesa, el hambre es voraz, la niña tararea poemas, olvida visiones y ahoga peces muertos, mariposas habitan la casa, la casa callada, las piedras mudas, el tiempo detenido, la niña olvidada, la puerta en el medio de la casa, la luz se apaga, el amor se secó, ya se secó.
Dentro de la casa, el espejo se ensancha y deja entrar el oscuro perfil de cada día tuyo. Vendada en tules negros, me miro una y otra vez, una y otra vez, y nada sale de mis pechos más que sangre fétida, putrefacta, muerta sin haber conocido olores más felices.
El espejo me devuelve una imagen horrible, espantosa, de mí, de vos, de todo. Te haces más bella gracias a mis veladuras, a mis desgarros, a mi incondicional silencio tras las ventanas de esta casa oscura.
Esta casa, inmensa, invisible, desaparecida, abismal, está llena de susurros. Esos susurros nombran crímenes viejos, insatisfechos, quejosos, resentidos. Esta casa dice tus muertes y las del desierto de este país.
Esta casa es mi muerte.
inventario de mundos ficticios
Las suavidades del amor, las brutalidades de las palabras, los silencios del desamor, los gritos del vacío, los lugares comunes, las vidas comunes, las casas deshabitadas, las habitaciones desperdiciadas, los amores contrariados, las amistades perdidas, los pedidos que nunca voy a hacer, las muertes que soy, los cambios de piel que me cruzan, los tiempos desvanecidos, los relojes impávidos, los mares inconmensurables, las pasiones desmedidas, los cariños medidos, las cosas que fui perdiendo, los feroces miedos, las manos que me tocaron, las pieles que fui oliendo, la tuya por sobre toda las cosas de este mundo, los juegos de manos, los enojos sórdidos, las miserias que me comieron, las miserias que sigo siendo, las tristezas asfixiantes, los susurros de algunas noches, el color del recuerdo, los paisajes imposibles: escribo con una mano en el aire. a los recuerdo se los escribe caminando, como una grafía invisible que se desliza entre el espacio imperceptible del registro cotidiano, y la calidad fragmentada de las imágenes que se cuelan. se abre el tiempo: se produce una fractura, se cae la distancia, y ahí estamos: tengo 15, tengo 10, tengo 5.
Y entonces entro al tiempo, como se entra al mar, con la suavidad de las palabras como resguardo, con el salvajismo del lenguaje en la piel, con la desesperación del silencio en la lengua. entro y se lavan las costras de una piel rasgada: queda el mar royendo la distancia. entro para no oír, para no hablar, para tener más posibilidades: por dentro el mar te mira, por dentro el mar te absuelve, te permite, te cuida. y entonces: corro, corro a la otra orilla, del otro lado del mar, y del otro lado de mí
domingo, 30 de noviembre de 2008
golpe seco / otro golpe / cansancio / el amor está lleno de preguntas / las palabras y las cosas / están llenas de preguntas
corro a lo largo de la habitación, corro, estiro, avanzo, retrocedo, corro y averiguo, el amor está lleno de preguntas, el cuerpo está lleno de secretos, me estiro y pego, corto el aire, atravieso el silencio, destrozo la incredulidad, desaparezco ante todos ustedes, me muero en el medio de la nada
corro a lo largo de la habitación, respiro un aire olvidado, descubro los rincones intactos, memorizo mi piel y las pieles que he tenido
ahora llega el golpe / golpe seco / y otro golpe / cansancio / el amor está lleno de preguntas / y yo no tengo respuestas / las perdí en el medio del camino / las perdí armando los límites de mi camino / las palabras y las cosas están llenas de preguntas / las palabras, las cosas, y yo también
corro a lo largo de la habitación, corro, estiro, avanzo, retrocedo, corro y averiguo, el amor está lleno de preguntas, el cuerpo está lleno de secretos, me estiro y pego, corto el aire, atravieso el silencio, destrozo la incredulidad, desaparezco ante todos ustedes, me muero en el medio de la nada
corro a lo largo de la habitación, respiro un aire olvidado, descubro los rincones intactos, memorizo mi piel y las pieles que he tenido
ahora llega el golpe / golpe seco / y otro golpe / cansancio / el amor está lleno de preguntas / y yo no tengo respuestas / las perdí en el medio del camino / las perdí armando los límites de mi camino / las palabras y las cosas están llenas de preguntas / las palabras, las cosas, y yo también
miércoles, 3 de septiembre de 2008
una pared larga, blanca, rugosa al tacto, una pared perfecta en dimensiones
una pared como debe ser una pared
la ventana, hueco al mundo, el ojo al mundo, una ventana perfecta en dimensiones
una ventana como debe ser una ventana
ahora los objetos: la mesa, la heladera, la cama, las sillas, sobre las sillas mi ropa, mis cosas; sobre la mesa mis papeles, desordenados, todos mis papeles desordenados; en la cama, el olor del sexo; en la heladera, los restos de algunas comidas, y de otras sin preparar, y de otras que nunca haré, porque el cansancio de las cosas, de los objetos, de lo que me rodea, me anula la destreza de hacer las cosas como deben hacerse
entonces camino
camino por la habitación
miro, larga y detenidamente, cada una de las cosas que llenan este espacio
y presiento que usar el verbo llenar no es arbitrario
las cosas llenan lugares
atraviesan los lugares
se comen a los lugares
llenan los huecos de las paredes, la visión de las ventanas, la superficie de las mesas, los asientos de las sillas, los estantes de las heladeras
y me canso
sencillamente me canso
de las cosas
de las paredes
de las ventanas
de las mesas
de la ausencia
me canso de la destreza para habitar las cosas
y me canso de los muchos mundos
que mueren
todos los días
ante las cosas
y ante mí
lunes, 18 de agosto de 2008
De Glauco Mattoso
Debe ser delicioso estar loco,
sólo por poco tiempo;
y dar por cierto
que todas las cosas locas
son extremadamente pocas,
mientras que las demás
son totalmente erradas
sólo en ciertos puntos.
(publicado en Tsé Tsé, nº 11)
sólo por poco tiempo;
y dar por cierto
que todas las cosas locas
son extremadamente pocas,
mientras que las demás
son totalmente erradas
sólo en ciertos puntos.
(publicado en Tsé Tsé, nº 11)
jueves, 17 de julio de 2008
baldíos/ de gastón sironi
vengan al baldío vamos
al baldío
arcos marcados
con remeras
piedra de vidrios
astillados
baldío vacío
meando en los rincones
colillas en los dientes
en los yuyos sexo
de baldío
vengan al baldío vamos
al baldío
quinientos quintales de propiedad
horizontal
departamentos de soja y dedeté
baldío inmobiliario
doce por cuarenta de cielo
mío mío mío y de la soja
propiedad vertical del aire de la soja
vengan al baldío vamos
al baldío
la soja
la soja trepa la soja
en ascensores
queda la ciudad
vacía
de baldíos
y en el monte polvo
de ladrillos
en córdoba se puede
en córdoba se puede comprar
en córdoba se puede comprar el cielo
vengan al baldío vamos
al baldío
quiere ser alta
córdoba
ciudad vacía de baldíos
ciudad baldía de vacíos
también los edificios tapan yuyos
pero no se ven
hay un diente de león
perdido
un diente vagabundo sin motivo
de morder
vacío de baldíos
vengan los dioses al baldío
cojan con la luna
de vidrios astillados
estará llorando en los rincones
de la noche del vacío
lágrimas vacías
lágrimas de yuyo
lágrimas
vacías
vengan al baldío vamos
al baldío
Gastón Sironi, www.vientodefondo.blogspot.com
al baldío
arcos marcados
con remeras
piedra de vidrios
astillados
baldío vacío
meando en los rincones
colillas en los dientes
en los yuyos sexo
de baldío
vengan al baldío vamos
al baldío
quinientos quintales de propiedad
horizontal
departamentos de soja y dedeté
baldío inmobiliario
doce por cuarenta de cielo
mío mío mío y de la soja
propiedad vertical del aire de la soja
vengan al baldío vamos
al baldío
la soja
la soja trepa la soja
en ascensores
queda la ciudad
vacía
de baldíos
y en el monte polvo
de ladrillos
en córdoba se puede
en córdoba se puede comprar
en córdoba se puede comprar el cielo
vengan al baldío vamos
al baldío
quiere ser alta
córdoba
ciudad vacía de baldíos
ciudad baldía de vacíos
también los edificios tapan yuyos
pero no se ven
hay un diente de león
perdido
un diente vagabundo sin motivo
de morder
vacío de baldíos
vengan los dioses al baldío
cojan con la luna
de vidrios astillados
estará llorando en los rincones
de la noche del vacío
lágrimas vacías
lágrimas de yuyo
lágrimas
vacías
vengan al baldío vamos
al baldío
Gastón Sironi, www.vientodefondo.blogspot.com
jueves, 26 de junio de 2008
Una de Dolina!!!!!
Sí, vamos con fragmentos del impresionante capítulo "Balada del amor imposible", de las crónicas más bonitas y divertidas que leí...
"Hay para cada hombre una muer, una sola, que reúne todas las virtudes que ese hombre sueña. Su belleza está hecha para deslumbrar a ese hombre. Su voz ha sido creada para seducirlo. Su inteligencia, para suscitarle y sugerirle ideas amables. Su ternura, para hacerle dulce el diario sufrimiento. Esa mujer existe y anda por esas calles. Pero el destino ha decidido que nunca jamás se crucen los caminos de ningún hombre con la mujer que para él fue concebida."
"...Así como las personas que mueren en su plenitud nos ahorran el recuerdo de su vejez, los amores interrumpidos abruptamente siguen viviendo en nuestro corazón no como brazas agonizantes, sino como horrorosas llamas que queman cada noche...
...No hay mejor amor que el que nunca ha sido. Los romances que alcanzan a completarse conducen inevitablemente al desengaño, al encono o a la paciencia; los amores incompletos son siempre capullo, son siempre pasión."
Alejandro Dolina, Crónicas del angel gris.
lunes, 2 de junio de 2008
Algo más de baricco
¿Sabes qué es lo más hermoso de aquí? Mira: nosotros caminamos, dejamos todas esas huellas sobre la arena, y ahí se quedan, precisas, ordenadas. Pero mañana, cuando te levantes, al mirar esta enorme playa no habrá ya nada, ni una huella, ni una señal cualquiera, nada. El mar borra por la noche. La marea esconde. Es como si no hubiera pasado nunca nadie. Es como si no hubiéramos existido nunca. Si hay un lugar en el mundo en el que puedes pensar que no eres nada, ese lugar está aquí. Ya no es tierra, todavía no es mar. No es vida falsa, no es vida verdadera. Es tiempo. Tiempo que pasa. Y basta.
Alessandro Baricco, Océano mar
domingo, 25 de mayo de 2008
Novedades
Acá van dos de un poeta que encontré hace poco: Leandro Calle
Comparto, encantada.
Lacarra y Falcón
Por qué llegaron hasta aquí mis pasos
Por qué bordearon este deshabitado infierno
aún poblado de gritos y de sombra
Busco un país que dice ser el mío.
---------------------
Se abre en el pecho un pozo
y ahí van a parar todas las cosas.
Luego se cierra imperceptiblemente
como una boca hundida
en su ovillo de huesos.
No podemos mirar cómo es su hondura.
Su abismo es anterior a la mirada.
Leandro Calle, Noche extranjera.
Comparto, encantada.
Lacarra y Falcón
Por qué llegaron hasta aquí mis pasos
Por qué bordearon este deshabitado infierno
aún poblado de gritos y de sombra
Busco un país que dice ser el mío.
---------------------
Se abre en el pecho un pozo
y ahí van a parar todas las cosas.
Luego se cierra imperceptiblemente
como una boca hundida
en su ovillo de huesos.
No podemos mirar cómo es su hondura.
Su abismo es anterior a la mirada.
Leandro Calle, Noche extranjera.
lunes, 12 de mayo de 2008
Volviendo a cummings
(para los que esperaban y pedían un nuevo poema,
acá va uno de uno de mis poetas favoritos)
si creo
en la muerte puedes
estar segura de
que es
porque me has amado,
en la luna y el ocaso
en las estrellas y las flores
en el crescendo de oro y el ensordecimiento de plata
de las mareas
no confié,
una noche
cuando entre mis dedos
se inclinó tu reluciente cuerpo
cuando mi corazón
cantó entre tus perfectos
pechos
cuando oscuridad y belleza de estrellas
asomaron a mi boca unos pétalos bailaron
ante mis ojos
y al final de
los melodiosos meandros de
mi alma
habló
el verde-
acogedor pálido-
menguante irrevocable
mar
yo te conocí muerte.
y cuando
haya ofrendado cada fragante
noche, cuando todos mis días
ante un cierto
rostro se hayan convertido
en un blanco
perfume
tan sólo,
de las cenizas
entonces
surgirás y te
acercarás a ella y borrarás
la malicia de sus ojos y rodearás
su
boca nueva
flor con
tus inimaginables
alas, donde mora el aliento
de todas las persistentes estrellas
e.e.cummings, del libro Tulipanes y chimeneas, que está en
la antología: Bufalo Bill ha muerto
acá va uno de uno de mis poetas favoritos)
si creo
en la muerte puedes
estar segura de
que es
porque me has amado,
en la luna y el ocaso
en las estrellas y las flores
en el crescendo de oro y el ensordecimiento de plata
de las mareas
no confié,
una noche
cuando entre mis dedos
se inclinó tu reluciente cuerpo
cuando mi corazón
cantó entre tus perfectos
pechos
cuando oscuridad y belleza de estrellas
asomaron a mi boca unos pétalos bailaron
ante mis ojos
y al final de
los melodiosos meandros de
mi alma
habló
el verde-
acogedor pálido-
menguante irrevocable
mar
yo te conocí muerte.
y cuando
haya ofrendado cada fragante
noche, cuando todos mis días
ante un cierto
rostro se hayan convertido
en un blanco
perfume
tan sólo,
de las cenizas
entonces
surgirás y te
acercarás a ella y borrarás
la malicia de sus ojos y rodearás
su
boca nueva
flor con
tus inimaginables
alas, donde mora el aliento
de todas las persistentes estrellas
e.e.cummings, del libro Tulipanes y chimeneas, que está en
la antología: Bufalo Bill ha muerto
lunes, 7 de abril de 2008
Uno de Liliana Lukin
He deseado estar aquí y mi deseo
me enseña que si busco
la repetición del motivo
en el lugar del hecho, cruel
y al acecho aguarda como un virus
el placer de volver a este lugar.
Como un virus ese deseo da
fiebres, alucinación, da lo buscado pero
se infecta de su propia desazón:
cada poema es un viaje hacia el desvelo
y el cuerpo sabe y grita por el eco
de una reparación a ese desierto.
Liliana Lukin, en Teatro de operaciones. Anatomía y Literatura.
(hermoso!!!!)
me enseña que si busco
la repetición del motivo
en el lugar del hecho, cruel
y al acecho aguarda como un virus
el placer de volver a este lugar.
Como un virus ese deseo da
fiebres, alucinación, da lo buscado pero
se infecta de su propia desazón:
cada poema es un viaje hacia el desvelo
y el cuerpo sabe y grita por el eco
de una reparación a ese desierto.
Liliana Lukin, en Teatro de operaciones. Anatomía y Literatura.
(hermoso!!!!)
sábado, 22 de marzo de 2008
corriste a la playa para sentir
las horas de la costa, dejar el cansancio
del cuerpo tatuado en el suelo
el agua a través de tus piernas
y sentir miedo de esa fuerza
después la tarde serenó
el tiempo del cielo y el color en las caras.
Sacamos una foto para romper el hielo
pero yo ya pensaba todo lo que ahora pienso y el mar
el mar está enfrente
no podías dormir sabiendo que estaba tan cerca
del balcón sentías el viento salado y la playa sola
querías ver bruma algas Todo, la mañana la tarde la noche
en una foto, que se pueda captar en una sola toma.
El niño gritó y sabías que no íbamos a salir a comer.
Siempre las invitaciones como proyectos de una película ambiciosa.
María Paz Levinson, en el libro: Un catálogo de todo lo que hay.
las horas de la costa, dejar el cansancio
del cuerpo tatuado en el suelo
el agua a través de tus piernas
y sentir miedo de esa fuerza
después la tarde serenó
el tiempo del cielo y el color en las caras.
Sacamos una foto para romper el hielo
pero yo ya pensaba todo lo que ahora pienso y el mar
el mar está enfrente
no podías dormir sabiendo que estaba tan cerca
del balcón sentías el viento salado y la playa sola
querías ver bruma algas Todo, la mañana la tarde la noche
en una foto, que se pueda captar en una sola toma.
El niño gritó y sabías que no íbamos a salir a comer.
Siempre las invitaciones como proyectos de una película ambiciosa.
María Paz Levinson, en el libro: Un catálogo de todo lo que hay.
martes, 4 de marzo de 2008
Dos
hambriento el mar
ha tragado una rosa
y ha cerrado su manto
urdiendo con la piedra
un ataúd
erecta en la garganta
ha persistido ella
sin embargo
dislexia de los sueños
la desmemoria encubre
la blanca oquedad
de la conciencia
evade las zonas quejumbrosas
desoye
inventa la tiniebla falaz
que persevera
entre los hemisferios
desmembrado de la luz
el hombre
rememora jirones
y no hay dónde albergar
la permanencia
De Ana Guillot, Los posibles espacios.
ha tragado una rosa
y ha cerrado su manto
urdiendo con la piedra
un ataúd
erecta en la garganta
ha persistido ella
sin embargo
dislexia de los sueños
la desmemoria encubre
la blanca oquedad
de la conciencia
evade las zonas quejumbrosas
desoye
inventa la tiniebla falaz
que persevera
entre los hemisferios
desmembrado de la luz
el hombre
rememora jirones
y no hay dónde albergar
la permanencia
De Ana Guillot, Los posibles espacios.
jueves, 21 de febrero de 2008
De una antología que naufraga
Irse
Abandono la tierra que conoce mi infancia,
abandono el paisaje familiar y abandono
la casa que en invierno construye la memoria,
tomo impulso en el aire y doy mi pelo al viento,
veo llegar cada tarde mis restos a la playa.
Ley
El que no ha conocido el sabor del naufragio
no conoce la vida. El que no ha estado nunca
a merced de la lluvia ni ha probado en su carne
el azote del viento nocturno del fracaso
no conoce los códigos secretos del océano
ni la ley de los hombres
Que acechan a sus hijos con la muerte en las manos
Y en nombre de sus dioses destruyen lo que aman.
Javier Rodríguez Marcos, Antología sumergida.
Abandono la tierra que conoce mi infancia,
abandono el paisaje familiar y abandono
la casa que en invierno construye la memoria,
tomo impulso en el aire y doy mi pelo al viento,
veo llegar cada tarde mis restos a la playa.
Ley
El que no ha conocido el sabor del naufragio
no conoce la vida. El que no ha estado nunca
a merced de la lluvia ni ha probado en su carne
el azote del viento nocturno del fracaso
no conoce los códigos secretos del océano
ni la ley de los hombres
Que acechan a sus hijos con la muerte en las manos
Y en nombre de sus dioses destruyen lo que aman.
Javier Rodríguez Marcos, Antología sumergida.
lunes, 11 de febrero de 2008
Dice un poeta dramaturgo
Habitación vacía
sin derecho a espiar
esta no es mi historia
no puedo llenar este espacio
no puedo
contar nada
Buena derrota
buscamos en vano la guía del agua
tentamos la tierra
jugamos a viajar con el dedo
llevamos nosotros mismos la propia cama
tenemos la costumbre de viajar
pero lo único que hacemos es correr
(y eso no es viajar
Luis Cano
Frag. de: Mala persona. Recortes de una instalación.
Ver en: http://www.zapatosrojos.com.ar/Biblioteca/Luis%20Cano.htm
sin derecho a espiar
esta no es mi historia
no puedo llenar este espacio
no puedo
contar nada
Buena derrota
buscamos en vano la guía del agua
tentamos la tierra
jugamos a viajar con el dedo
llevamos nosotros mismos la propia cama
tenemos la costumbre de viajar
pero lo único que hacemos es correr
(y eso no es viajar
Luis Cano
Frag. de: Mala persona. Recortes de una instalación.
Ver en: http://www.zapatosrojos.com.ar/Biblioteca/Luis%20Cano.htm
domingo, 3 de febrero de 2008
Canción
Horal
El mar se mide por olas
el cielo por alas
nosotros por lágrimas
El aire descansa en las hojas
el agua en los ojos
nosotros en nada
Parece que sales y soles
nosotros y nada
Letra: Jaime Sabines
En el disco Por favor, perdón, y gracias, de León Gieco
El mar se mide por olas
el cielo por alas
nosotros por lágrimas
El aire descansa en las hojas
el agua en los ojos
nosotros en nada
Parece que sales y soles
nosotros y nada
Letra: Jaime Sabines
En el disco Por favor, perdón, y gracias, de León Gieco
martes, 8 de enero de 2008
Y un atardecer
sábado, 22 de diciembre de 2007
Llorar
Llorar: con las manos abiertas, la piel despellejada, los labios secos, los lagrimales vacíos, el hígado descompuesto, las rodillas fracturadas, los huesos desmoronados, las piernas débiles, el sexo muerto, las ganas desoladas.
Estar acá y estar allá, más allá de las palabras y más acá del dolor, a sólo cinco centímetros del último escalón, a veinte metros de la parada final, y la parada final ya es hoy, acá, ahora, ya, presente perfecto, presente imperfecto, presente desamparado.
Por la ventana entran fragmentos de desierto, la tierra seca llena mis ojos, mis ojos no ven nada, con las manos alcanzo las paredes y por las paredes repto hacia la puerta. La puerta pierde su consistencia, se abre como una bocanada de viento salvaje, me deslizo entre sus fauces y caigo muerta del otro lado. Sólo desierto. Agua muerta, o agua putrefacta, que es peor.
Estar acá y estar allá, desaparecer por los días breves y las noches inmensas, el mar aparece en el horizonte pero es demasiado pequeño, el mar es pequeño, el mar por dentro, mi mar por dentro, y una luna tremenda sobre ese mar por dentro.
Nos hemos comido todo, hemos devorado los días y las noches, no queda nada en el camino, llantos apenados y lágrimas pérdidas, no queda nada en el camino, las puertas son salvajes y devoran los caminos, el mar se asoma, pequeño, indefectible, irreversible, inmenso, inmenso al fin. El mar se asoma.
Estar acá y estar allá, más allá de las palabras y más acá del dolor, a sólo cinco centímetros del último escalón, a veinte metros de la parada final, y la parada final ya es hoy, acá, ahora, ya, presente perfecto, presente imperfecto, presente desamparado.
Por la ventana entran fragmentos de desierto, la tierra seca llena mis ojos, mis ojos no ven nada, con las manos alcanzo las paredes y por las paredes repto hacia la puerta. La puerta pierde su consistencia, se abre como una bocanada de viento salvaje, me deslizo entre sus fauces y caigo muerta del otro lado. Sólo desierto. Agua muerta, o agua putrefacta, que es peor.
Estar acá y estar allá, desaparecer por los días breves y las noches inmensas, el mar aparece en el horizonte pero es demasiado pequeño, el mar es pequeño, el mar por dentro, mi mar por dentro, y una luna tremenda sobre ese mar por dentro.
Nos hemos comido todo, hemos devorado los días y las noches, no queda nada en el camino, llantos apenados y lágrimas pérdidas, no queda nada en el camino, las puertas son salvajes y devoran los caminos, el mar se asoma, pequeño, indefectible, irreversible, inmenso, inmenso al fin. El mar se asoma.
Por fin, el mar se asoma, y tiene el color de las palabras mías.
martes, 18 de diciembre de 2007
Alejandra dice
silencio
yo me uno al silencio
yo me he unido al silencio
y me dejo hacer
me dejo beber
me dejo decir
---------------
viajera de corazón de pájaro negro
tuya es la soledad a medianoche
tuyos los animales sabios que pueblan tu sueño
en espera de la palabra antigua
tuyo el amor y su sonido a viento roto
Los dos, de Alejandra Pizarnik, En Otros poemas, 1959.
(de la edición de Obras completas).
yo me uno al silencio
yo me he unido al silencio
y me dejo hacer
me dejo beber
me dejo decir
---------------
viajera de corazón de pájaro negro
tuya es la soledad a medianoche
tuyos los animales sabios que pueblan tu sueño
en espera de la palabra antigua
tuyo el amor y su sonido a viento roto
Los dos, de Alejandra Pizarnik, En Otros poemas, 1959.
(de la edición de Obras completas).
domingo, 16 de diciembre de 2007
domingo, 9 de diciembre de 2007
miércoles, 5 de diciembre de 2007
De Pinter
siempre donde estás
en lo que hago
te volteas y tomas tus brazos
mi tacto se queda donde tú volteas
tu mirada está en mis ojos
al voltear para estrechar tus brazos
tomas mi tacto en ti
y tocas para estrechar en ti
la única forma de nuestra mirada
traigo tu rostro hacia mí
siempre donde estás
mi tacto te mira a los ojos para amarte.
H. Pinter, 1964.
en lo que hago
te volteas y tomas tus brazos
mi tacto se queda donde tú volteas
tu mirada está en mis ojos
al voltear para estrechar tus brazos
tomas mi tacto en ti
y tocas para estrechar en ti
la única forma de nuestra mirada
traigo tu rostro hacia mí
siempre donde estás
mi tacto te mira a los ojos para amarte.
H. Pinter, 1964.
martes, 27 de noviembre de 2007
Poema a pedido
Silencios
Destraban los silencios,
silencios que quedaban en los finales,
limpios de palabras.
Yo me escondo
debajo de esas voces,
que han pasado.
Yo, innombrable.
En Papel reciclado, de Valeria Iglesias.
A la Srta. principio de incertidumbre, que reclama actualizaciones poéticas.
Destraban los silencios,
silencios que quedaban en los finales,
limpios de palabras.
Yo me escondo
debajo de esas voces,
que han pasado.
Yo, innombrable.
En Papel reciclado, de Valeria Iglesias.
A la Srta. principio de incertidumbre, que reclama actualizaciones poéticas.
martes, 20 de noviembre de 2007
Azotea, la gata
Maternidad con gata
Nuevísimos
más piar alborotados que maullido
puros ojos y orejas
-frágil gracia sin fin-
se trepan uno sobre el otro
reclamando salir.
La que hasta ayer
fue gesto arisco
salto intempestivo
altivo andar
los reconviene con ternura
-madrecita, paloma en arrullo, siempreviva-
con sigilosa precisión.
Y yo
desde la maravilla
y la torpeza
que casi ni me animo
a respirar.
Cristina Piña, del libro Pasajera en tránsito.
A nuestra gata, y sus 4 gatitos, nuevos y relucientes,
que desde ayer empezaron a abrir los ojos.
Nuevísimos
más piar alborotados que maullido
puros ojos y orejas
-frágil gracia sin fin-
se trepan uno sobre el otro
reclamando salir.
La que hasta ayer
fue gesto arisco
salto intempestivo
altivo andar
los reconviene con ternura
-madrecita, paloma en arrullo, siempreviva-
con sigilosa precisión.
Y yo
desde la maravilla
y la torpeza
que casi ni me animo
a respirar.
Cristina Piña, del libro Pasajera en tránsito.
A nuestra gata, y sus 4 gatitos, nuevos y relucientes,
que desde ayer empezaron a abrir los ojos.
jueves, 15 de noviembre de 2007
martes, 30 de octubre de 2007
Estreno, al fin
Griegos
Viernes 9, 16, 23 y 30 de noviembre
Sábados 24 de noviembre, 1º de diciembre
Dos últimas funciones:
7 y 8 de diciembre
21:30 hs
En escena: Analía Juan, Maura Sajeva, Mauro Alegret
En piano: Noelia López
Dramaturgia: Daniela Martín, sobre textos de Carolina Muscará, Gastón Sironi, y propios, y sobre una versión libre de Agamenón, de Esquilo, por D. Martín, G. Sironi, y los actores
Vestuarios: Valeria Urigu
Diseño de luces: Rafael Rodríguez
Fotografía: Melina Passadore
Fotografía: Melina Passadore
Diseño gráfico: Rafael Rodríguez
Asistencia de dirección: Estefanía Moyano.
Dirección: Daniela Martín
Ver más en: http://griegos-dmartin.blogspot.com/
En DocumentA/Escénicas. Lima 364. Córdoba.
miércoles, 24 de octubre de 2007
Fragmentos de Novecento
El mar se ha despertado / el mar ha descarrilado / estalla el agua contra el cielo / estalla / aclara / arranca el viento nubes y estrellas / furibundo / se desata hasta cuándo / no se sabe / dura un día / acabará / mamá esto / no me lo habías dicho mamá / ro-ró ro-ró / te acuna el mar / y una mierda te acuna / furibundo / a tu alrededor / espuma y suplicio / loco el mar / hasta donde alcanza tu vista / sólo negro / y muros negros / y remolinos / y todos callados / esperando / que acabe de una vez / y naufragar / mamá yo no quiero hacer eso / quiero el agua mansa / que te refleja / quieta / estos / muros / absurdos / de agua / precipitándose / este ruido / quiero que vuelva el agua que tu sabías
quiero que vuelva el marsilencio
luz
y peces voladores
por encima
volando.
Alessandro Baricco, Novecento.
Más Cummings
Sonetos- Actualidades
vivamos de pronto sin pensar
bajo los honetos árboles,
como
un río.elcerebro del agua
-hábilmente-ondulada persigue el airado sueño
de la orilla. A medianoche,
la luna
araña la piel de las colinas alineadas
una afilada nada empieza a cortar
vivamos como la luz que mata
y como el silencio,
pues después de todo está el Torbellino:
(después de mí)amor,ydespués de ti.
A veces siento vagas no
sabría decir cuán vagas tenues lanzas-
de presente y a Las flechas-del-Después obligando a hacer
a nuestras bocas algo rojo,algo alto
(la puntuación es así en en el original)
vivamos de pronto sin pensar
bajo los honetos árboles,
como
un río.elcerebro del agua
-hábilmente-ondulada persigue el airado sueño
de la orilla. A medianoche,
la luna
araña la piel de las colinas alineadas
una afilada nada empieza a cortar
vivamos como la luz que mata
y como el silencio,
pues después de todo está el Torbellino:
(después de mí)amor,ydespués de ti.
A veces siento vagas no
sabría decir cuán vagas tenues lanzas-
de presente y a Las flechas-del-Después obligando a hacer
a nuestras bocas algo rojo,algo alto
(la puntuación es así en en el original)
viernes, 19 de octubre de 2007
Dos de Calcanhotto
Mais Feliz (2000)
Dé Palmeira / Cazuza / Bebel Gilberto
O nosso amor não vai parar de rolar
De fugir e seguir com um rio
Como uma pedra que divide o rio
Me diga coisas bonitas
O nosso amor não vai olhar para trás
Desencantar nem ser tema de livro
A vida inteira eu quis um verso simples
Pra transformar o que eu digo
Rimas fáceis, calafrios
Furo o dedo, faz um pacto comigo
Num segundo teu no meu
Por um segundo mais feliz
[...]
Rimas fáceis, calafrios
Furo o dedo, faz um pacto comigo
Num segundo teu no meu
Por um segundo mais feliz
Del disco Maritmo
A Fábrica do Poema (1994)
Adriana Calcanhotto / Waly Salomão
Sonho o poema de arquitetura ideal
Cuja própria nata de cimento
Encaixa palavra por palavra, tornei-me perito em extrair
Faíscas das britas e leite das pedras.
Acordo!
E o poema todo se esfarrapa, fiapo por fiapo.
Acordo!
O prédio, pedra e cal, esvoaça
Como um leve papel solto à mercê do vendo e evola-se,
Cinza de um corpo esvaído de qualquer sentido
Acordo, e o peoma-miragem se desfaz
Desconstruído como se nunca houvera sido.
Acordo! os olhos chumbados pelo mingau das almas
E os ouvidos moucos,
Assim é que saio dos sucessivos sonos:
Vão-se os anéis de fumo de ópio
E ficam-me os dedos estarrecidos.
Metonímias, aliterações, metáforas, oxímoros
Sumidos no sorvedouro.
Não deve adiantar grande coisa permanecer à espreita
No topo fantasma da torre de vigia
Nem a simulação de se afundar no sono.
Nem dormir deveras.
Pois a questão-chave é:
Sob que máscara retornará o recalcado?
Del disco A fábrica do poema.
Dé Palmeira / Cazuza / Bebel Gilberto
O nosso amor não vai parar de rolar
De fugir e seguir com um rio
Como uma pedra que divide o rio
Me diga coisas bonitas
O nosso amor não vai olhar para trás
Desencantar nem ser tema de livro
A vida inteira eu quis um verso simples
Pra transformar o que eu digo
Rimas fáceis, calafrios
Furo o dedo, faz um pacto comigo
Num segundo teu no meu
Por um segundo mais feliz
[...]
Rimas fáceis, calafrios
Furo o dedo, faz um pacto comigo
Num segundo teu no meu
Por um segundo mais feliz
Del disco Maritmo
A Fábrica do Poema (1994)
Adriana Calcanhotto / Waly Salomão
Sonho o poema de arquitetura ideal
Cuja própria nata de cimento
Encaixa palavra por palavra, tornei-me perito em extrair
Faíscas das britas e leite das pedras.
Acordo!
E o poema todo se esfarrapa, fiapo por fiapo.
Acordo!
O prédio, pedra e cal, esvoaça
Como um leve papel solto à mercê do vendo e evola-se,
Cinza de um corpo esvaído de qualquer sentido
Acordo, e o peoma-miragem se desfaz
Desconstruído como se nunca houvera sido.
Acordo! os olhos chumbados pelo mingau das almas
E os ouvidos moucos,
Assim é que saio dos sucessivos sonos:
Vão-se os anéis de fumo de ópio
E ficam-me os dedos estarrecidos.
Metonímias, aliterações, metáforas, oxímoros
Sumidos no sorvedouro.
Não deve adiantar grande coisa permanecer à espreita
No topo fantasma da torre de vigia
Nem a simulação de se afundar no sono.
Nem dormir deveras.
Pois a questão-chave é:
Sob que máscara retornará o recalcado?
Del disco A fábrica do poema.
martes, 16 de octubre de 2007
Inventario
El viento traza dudas en la costa
y no otorgan tregua los molinos del mar.
El amanecer del desierto promete
que todo será al fin definible,
salvo la luna,
desnuda hasta el siguiente crepúsculo.
Se completa así la soledad
de la intemperie,
madrugada, acantilado,
cuando transparente por la lluvia de toda
la noche,
puede verse uno entre los huesos.
Alfredo Lichter, Lo oscuro mueve el mar.
y no otorgan tregua los molinos del mar.
El amanecer del desierto promete
que todo será al fin definible,
salvo la luna,
desnuda hasta el siguiente crepúsculo.
Se completa así la soledad
de la intemperie,
madrugada, acantilado,
cuando transparente por la lluvia de toda
la noche,
puede verse uno entre los huesos.
Alfredo Lichter, Lo oscuro mueve el mar.
domingo, 7 de octubre de 2007
Dos de Andrade
El amor
Estoy amándote como el frío
corta los labios.
Arrancando la raíz
a lo más diminuto de tus ríos.
Inundándote de dagas
de saliva esperma lumbre.
Estoy rodeado de agujas
tu boca más vulnerable.
Marcando en tus costados
el itinerario de la espuma.
Así es el amor: mortal y navegable.
Eugénio de Andrade
Versión de Alberto Ruy Sánchez
(gracias tania, www.cantodeespumas.blogspot.com)
Entra
Creo que fue la sonrisa,
la sonrisa fue quien abrió la puerta.
Era una sonrisa con mucha luz
dentro, y apetecía
entrar en ella,
quitarse la ropa, quedarse
desnudo dentro de aquella sonrisa.
Correr, navegar, morir en aquella sonrisa.
Estoy amándote como el frío
corta los labios.
Arrancando la raíz
a lo más diminuto de tus ríos.
Inundándote de dagas
de saliva esperma lumbre.
Estoy rodeado de agujas
tu boca más vulnerable.
Marcando en tus costados
el itinerario de la espuma.
Así es el amor: mortal y navegable.
Eugénio de Andrade
Versión de Alberto Ruy Sánchez
(gracias tania, www.cantodeespumas.blogspot.com)
Entra
Creo que fue la sonrisa,
la sonrisa fue quien abrió la puerta.
Era una sonrisa con mucha luz
dentro, y apetecía
entrar en ella,
quitarse la ropa, quedarse
desnudo dentro de aquella sonrisa.
Correr, navegar, morir en aquella sonrisa.
Dos lecturas teatrales
Y nadie se da cuenta de que si el teatro
no incomoda (gratamente en
ocasiones, no desdeñemos el masoquismo
del público) no está pasando nada.
Y la vida es muy breve como
para que no pase nada.
Sólo debemos escribir aquello que
nos cambie la vida.
Ética de ascetas.
Etica también de libertinos.
Pero renunciamos una y otra vez.
Nos falta coraje. Nos acobardamos.
Nos aterra saltar al vacío.
Frag. de La dramaturgia como sacrificio, del dramaturgo y director chileno Marco Antonio de la Parra.
Mujer: Me han colocado en las manos, durante toda una vida, millones de objetos terminados, minuciosamente acabados. ¿Y si no estoy hecha yo para esos objetos?
Nunca os lo habéis preguntado, vosotros, inventores de la talla única.
Me acabará creciendo el pelo y las uñas hacia adentro. Será mi mejor forma de apartarme.
Frag. de Matando horas, obra del director y dramaturgo Rodrigo García.
jueves, 4 de octubre de 2007
Luz
la luz que entra por la ventana
la luz que se cuela por las retinas
la luz que camina por la superficie de las cosas
la luz que se apaga cuando cerrás las manos
la luz que se describe en tu piel tersa
la luz que mantiene despiertos estos días tibios
la luz que desaparece al doblar las sábanas
la luz que carcome la música de la noche
la luz que es la muerte del sinsentido cotidiano
la luz que emana de tus labios cansados
la luz que se muere
la luz guardada en cajas
la luz desesperada
la luz de mi desierto
la luz de las piedras insuficientes
la luz de las piedras sin boca
la luz de las repeticiones hartantes
la luz que se desprende de la ausencia
la luz que es ausencia
la luz del camino perdido
la luz del desierto saturado
la luz de tus ojos cerrados
oscuridad, ahora
la luz que se cuela por las retinas
la luz que camina por la superficie de las cosas
la luz que se apaga cuando cerrás las manos
la luz que se describe en tu piel tersa
la luz que mantiene despiertos estos días tibios
la luz que desaparece al doblar las sábanas
la luz que carcome la música de la noche
la luz que es la muerte del sinsentido cotidiano
la luz que emana de tus labios cansados
la luz que se muere
la luz guardada en cajas
la luz desesperada
la luz de mi desierto
la luz de las piedras insuficientes
la luz de las piedras sin boca
la luz de las repeticiones hartantes
la luz que se desprende de la ausencia
la luz que es ausencia
la luz del camino perdido
la luz del desierto saturado
la luz de tus ojos cerrados
oscuridad, ahora
Una caja frágil, para Marié
lunes, 1 de octubre de 2007
De mí
(un poema, y una flor, para la primavera, para todos, para ser felices, la flor, y el deseo)
Libélula
el vuelo perfecto de una libélula,
entrando por la ventana,
del patio a la habitación,
el vuelo perfecto,
el desplazamiento aletargado,
las alas al compás,
el vuelo perfecto,
las ganas de nada,
la forma de la ausencia,
los días en vuelo,
el vuelo perfecto,
la libélula entrando por la ventana,
el desierto de la casa,
la casa vacía,
los sonidos filtrados,
liberados los recovecos,
el vuelo perfecto,
el amor se ha ido,
el desierto en esa casa,
la libélula no se detiene,
es perfecto su vuelo,
las habitaciones vacías,
el amor se ha ido,
las ganas muertas,
arrinconadas en las persianas,
el vuelo perfecto,
la libélula respira,
entrecortadamente respira,
las piedras secas,
el ritmo desanudado,
la canción enloquecida,
ahora aparece,
aparece en vuelo perfecto,
la libélula atraviesa,
atraviesa una casa vacía,
la libélula atraviesa,
el vuelo perfecto,
el patio en el fondo,
el silencio de la estructura,
la estructura que se rompe,
las cajas que se desarman,
el viento deambulando por la cocina,
las habitaciones siguen vacías,
esa casa vacía,
esa mujer vacía,
la libélula atraviesa,
en vuelo perfecto atraviesa,
en movimiento continuo atraviesa,
la libélula,
al fin, atraviesa.
entrando por la ventana,
del patio a la habitación,
el vuelo perfecto,
el desplazamiento aletargado,
las alas al compás,
el vuelo perfecto,
las ganas de nada,
la forma de la ausencia,
los días en vuelo,
el vuelo perfecto,
la libélula entrando por la ventana,
el desierto de la casa,
la casa vacía,
los sonidos filtrados,
liberados los recovecos,
el vuelo perfecto,
el amor se ha ido,
el desierto en esa casa,
la libélula no se detiene,
es perfecto su vuelo,
las habitaciones vacías,
el amor se ha ido,
las ganas muertas,
arrinconadas en las persianas,
el vuelo perfecto,
la libélula respira,
entrecortadamente respira,
las piedras secas,
el ritmo desanudado,
la canción enloquecida,
ahora aparece,
aparece en vuelo perfecto,
la libélula atraviesa,
atraviesa una casa vacía,
la libélula atraviesa,
el vuelo perfecto,
el patio en el fondo,
el silencio de la estructura,
la estructura que se rompe,
las cajas que se desarman,
el viento deambulando por la cocina,
las habitaciones siguen vacías,
esa casa vacía,
esa mujer vacía,
la libélula atraviesa,
en vuelo perfecto atraviesa,
en movimiento continuo atraviesa,
la libélula,
al fin, atraviesa.
Y la flor (de mi jardín, de las primeras que tuve)
Escribir
Hallarse en un agujero, en el fondo de un agujero, en una soledad casi total y descubrir que sólo la escritura te salvará. No tener ningún argumento para el libro, ninguna idea de libro es encontrarse, volver a encontrarse, delante de un libro. Una inmensidad vacía. Un libro posible. Delante de nada. Delante de algo así como una escritura viva y desnuda, como terrible, terrible de superar. Creo que la persona que escribe no tiene idea respecto al libro, que tiene las manos vacías, la cabeza vacía, y que, de esa aventura del libro, sólo conoce la escritura seca y desnuda, sin futuro, sin eco, lejana, con sus reglas de oro, elementales: la ortografía, el sentido.
Marguerite Duras, Escribir.
miércoles, 26 de septiembre de 2007
Otra canción
(gracias a mi mamá que la tradujo, Sting hace una versión preciosa)
Los molinos de viento de tu mente
Letra: Noel Harrison
Redondo como un círculo en un espiral
como una rueda dentro de otra rueda
sin fín y sin comienzo en una bobina que siempre gira
como una bola de nieve bajando por la montaña o un globo de carnaval
como un carrusel que gira, gira, alrededor de la luna
como un reloj cuyas manos pasan ligeramente por los minutos de su faz
y el mundo es como una manzana girando silenciosamente en el espacio
como los círculos que se encuentran
en los molinos de viento de tu mente
como un túnel que uno sigue hacia su propio túnel
bajando por un hueco a una caverna donde el sol nunca brilló
como una puerta que gira en un sueño olvidado a medias
como murmullos de una piedra que alguien tira a un arroyo
como un reloj cuyas manos pasan ligeramente por los minutos de su faz
y el mundo es como una manzana girando silenciosamente en el espacio
como los circulos que se encuentran
en los molinos de viento de tu mente
Llaves que tintinean en tu bolsillo
palabras discordes en tu cabeza
¿Por qué terminó tan pronto el verano?
¿Acaso fue algo que dije?
Amantes que caminan por la costa
dejando sus huellas en la arena
¿Acaso el sonido de tambores distantes... eran sólo los dedos de tu mano?
Cuadros colgados en un pasillo
o un fragmento de una canción
nombres y caras apenas recordadas
pero, ¿a quién le pertenecen?
Cuando supiste que todo había acabado...
¿Te diste cuenta de repente..
que las hojas de otoño se estaban convirtiendo
en el color de su cabello?
Como un círculo en un espiral
como una rueda dentro de una rueda
sin fín y sin comienzo
en una bobina que siempre gira
mientras las imágenes se desenvuelven
como los círculos que se encuentran
en los molinos de viento de tu mente
Los molinos de viento de tu mente
Letra: Noel Harrison
Redondo como un círculo en un espiral
como una rueda dentro de otra rueda
sin fín y sin comienzo en una bobina que siempre gira
como una bola de nieve bajando por la montaña o un globo de carnaval
como un carrusel que gira, gira, alrededor de la luna
como un reloj cuyas manos pasan ligeramente por los minutos de su faz
y el mundo es como una manzana girando silenciosamente en el espacio
como los círculos que se encuentran
en los molinos de viento de tu mente
como un túnel que uno sigue hacia su propio túnel
bajando por un hueco a una caverna donde el sol nunca brilló
como una puerta que gira en un sueño olvidado a medias
como murmullos de una piedra que alguien tira a un arroyo
como un reloj cuyas manos pasan ligeramente por los minutos de su faz
y el mundo es como una manzana girando silenciosamente en el espacio
como los circulos que se encuentran
en los molinos de viento de tu mente
Llaves que tintinean en tu bolsillo
palabras discordes en tu cabeza
¿Por qué terminó tan pronto el verano?
¿Acaso fue algo que dije?
Amantes que caminan por la costa
dejando sus huellas en la arena
¿Acaso el sonido de tambores distantes... eran sólo los dedos de tu mano?
Cuadros colgados en un pasillo
o un fragmento de una canción
nombres y caras apenas recordadas
pero, ¿a quién le pertenecen?
Cuando supiste que todo había acabado...
¿Te diste cuenta de repente..
que las hojas de otoño se estaban convirtiendo
en el color de su cabello?
Como un círculo en un espiral
como una rueda dentro de una rueda
sin fín y sin comienzo
en una bobina que siempre gira
mientras las imágenes se desenvuelven
como los círculos que se encuentran
en los molinos de viento de tu mente
sábado, 22 de septiembre de 2007
Estuvimos en Amor
Arriba: Meli proyectada sobre la pared... Abajo de Meli: mi perra Gala, también proyectada en la pared (hermosa mi nena), después viene Caro, mi amiga poeta, que con sus poesías me mata el corazón, y sus dos hijas, Ana y Josefina, y, además, Mora y Francisca, todas princesas. Y, en la última foto, mi amigo Adri, y yo, leyendo cartas de amor, las cartas de amor más luminosas que me han escrito.
viernes, 21 de septiembre de 2007
Dos más de Brecht
Jamás, ma soeur, te he amado tanto
Jamás, ma soeur, te he amado tanto
como cuando me fui de ti en aquel crepúsculo.
Me engulló el bosque, el bosque azul, ma soeur,
sobre el que los pálidos astros quedaban para siempre ya al
oeste.
No me reí ni lo más mínimo, nada nada, ma soeur,
yo, que jugando me dirigía a mi oscuro destino -
mientras que ya los rostros tras de mí
lentos palidecían en el atardecer del bosque azul.
Todo fue hermoso en aquella tarde única, ma soeur,
y nunca más después; tampoco antes -
claro que sólo me quedaban ya los grandes pájaros
que al atardecer tienen hambre en el oscuro cielo.
----------------------------------------------
El primer soneto
Cuando en su momento nos dividimos en TÚ y YO
y nuestras camas estaba AQUÍ y ALLÍ,
designamos una palabra insignificante
para que significara: estoy tocándote.
No parece que consuele decir algo así,
pues el tacto mismo es insustituible,
pero "ella" al menos se hizo tan invulnerable
y protegida como un objeto empañado.
Quedó adjudicada y retirada, sin embargo,
no podía usarse y, aún así, seguía estando presente,
no estaba allí, pero no se había ido
y cuando había gente extraña a nuestro alrededor
usábamos a menudo esa palabra
y de inmediato sabíamos que nos amábamos.
Jamás, ma soeur, te he amado tanto
como cuando me fui de ti en aquel crepúsculo.
Me engulló el bosque, el bosque azul, ma soeur,
sobre el que los pálidos astros quedaban para siempre ya al
oeste.
No me reí ni lo más mínimo, nada nada, ma soeur,
yo, que jugando me dirigía a mi oscuro destino -
mientras que ya los rostros tras de mí
lentos palidecían en el atardecer del bosque azul.
Todo fue hermoso en aquella tarde única, ma soeur,
y nunca más después; tampoco antes -
claro que sólo me quedaban ya los grandes pájaros
que al atardecer tienen hambre en el oscuro cielo.
----------------------------------------------
El primer soneto
Cuando en su momento nos dividimos en TÚ y YO
y nuestras camas estaba AQUÍ y ALLÍ,
designamos una palabra insignificante
para que significara: estoy tocándote.
No parece que consuele decir algo así,
pues el tacto mismo es insustituible,
pero "ella" al menos se hizo tan invulnerable
y protegida como un objeto empañado.
Quedó adjudicada y retirada, sin embargo,
no podía usarse y, aún así, seguía estando presente,
no estaba allí, pero no se había ido
y cuando había gente extraña a nuestro alrededor
usábamos a menudo esa palabra
y de inmediato sabíamos que nos amábamos.
sábado, 15 de septiembre de 2007
Dos de Ungaretti
Mañana (Santa María La Longa, 26 de enero de 1917)
Me ilumino
de inmenso
--------------------------
Junio (Campolongo, 5 de julio de 1917)
Cuando
se me muera
esta noche
y como otro
pueda mirarla
y me adormezca
al rumor
de las olas
que terminan
de enrollarse
a la cinta de acacias
de mi casa
Cuando me despierte
en tu cuerpo
que se modula
como la voz del ruiseñor
Se extenúa
como el color
reluciente
del grano maduro
En la transparencia
del agua
el oro de seda
de tu piel
se encarnecerá de moreno
Librada
de las lajas
sonoras
del aire serás
como un pantera
A los cortes
móviles
de la sombra
te deshojarás
Rugiendo
muda en
aquél polvo
me sofocarás
Después
entornarás los párpados
Veremos nuestro amor reclinarse
como tarde
Después veré
serenado
en el horizonte de alquitrán
de tus iris morirme
las pupilas
Ahora
el sereno está cerrado
como a esta hora
en mi país de África
los jazmines.
He perdido el sueño
Oscilo
a orillas de un camino
como una luciérnaga
¿Se me morirá esta noche?
Me ilumino
de inmenso
--------------------------
Junio (Campolongo, 5 de julio de 1917)
Cuando
se me muera
esta noche
y como otro
pueda mirarla
y me adormezca
al rumor
de las olas
que terminan
de enrollarse
a la cinta de acacias
de mi casa
Cuando me despierte
en tu cuerpo
que se modula
como la voz del ruiseñor
Se extenúa
como el color
reluciente
del grano maduro
En la transparencia
del agua
el oro de seda
de tu piel
se encarnecerá de moreno
Librada
de las lajas
sonoras
del aire serás
como un pantera
A los cortes
móviles
de la sombra
te deshojarás
Rugiendo
muda en
aquél polvo
me sofocarás
Después
entornarás los párpados
Veremos nuestro amor reclinarse
como tarde
Después veré
serenado
en el horizonte de alquitrán
de tus iris morirme
las pupilas
Ahora
el sereno está cerrado
como a esta hora
en mi país de África
los jazmines.
He perdido el sueño
Oscilo
a orillas de un camino
como una luciérnaga
¿Se me morirá esta noche?
jueves, 13 de septiembre de 2007
Un destello de Artaud
Sobre el cristal de su espirítu, la armadura susurrante del cielo traza siempre los mismos signos amorosos, las mismas cordiales correspondencias que tal vez podrían salvarlo de ser hombre, si consintiera en salvarse del amor.Es necesario que ceda. Ya no aguantará. Cede. Ese burbujeo melódico lo apura. Su sexo late: un viento atormentador murmura, y su ruido es más alto que el cielo. El río arrastra cadáveres de mujeres. ¿Se trata de Ofelia, Beatriz, Laura? No, tinta, no, viento, no, cañas, riberas, orillas, espuma, copos. Basta de barreras. Con su deseo, Abelardo se armó una barrera. En la confluencia del empuje atroz y melódico. La arrastrada y trasportada es Eloísa, su Eloísa, Y QUE ES ESO LO QUE QUIERE.
Fragmento de El claro Abelardo, en El arte y la muerte, A. Artaud.
martes, 11 de septiembre de 2007
Barthes y sus fragmentos amorosos
El cuerpo del otro.
CUERPO. Todo pensamiento, toda emoción, todo interés suscitados por el cuerpo amado.
1.
2.
CUERPO. Todo pensamiento, toda emoción, todo interés suscitados por el cuerpo amado.
1.
Su cuerpo estaba dividido: por una parte, su cuerpo propio -su piel, sus ojos-, tierno, cálido, y, por la otra, su voz, breve, contenida, sujeta a accesos de distanciamiento, su voz, que no daba lo que daba su cuerpo. O incluso: por un lado, su cuerpo mullido, tibio, justamente suave, afelpado, jugando con la timidez, y, por el otro, su voz -la voz, siempre la voz- sonora, bien formada, mundana, etc.
2.
A veces una idea se apodera de mí: me pongo a escrutar largamente el cuerpo amado (como el narrador antes el sueño de Albertina). Escrutar quiere decir explorar: exploro el cuerpo del otro como si quisiera ver lo que tiene dentro, como si la causa mecánica de mi deseo estuviera en el cuerpo adverso (soy parecido a esos chiquillos que desmontan un despertador para saber qué es el tiempo). Esta operación se realiza de una manera fría y asombrada; estoy calmo, atento, como si me encontrara ante un insecto extraño del que bruscamente ya no tengo miedo. Algunas partes del cuerpo son particularmente apropiadas para esta observación: las pestañas, las uñas, el nacimiento de los cabellos, los objetos muy parciales. Es evidente que estoy entonces en vías de fetichizar a un muerto. La prueba de ello es que, si el cuerpo que yo escruto sale de su inercia, si se pone a hacer algo, mi deseo cambia; si, por ejemplo, veo al otro pensar, mi deseo cesa de ser perverso, vuelve a hacerse imaginario, y regreso a una Imagen, a un Todo: una vez más, amo.
Roland Barthes, Fragmentos de un discurso amoroso.
domingo, 9 de septiembre de 2007
Auster también escribe poemas
Credo.
Las infinitas
cosas diminutas. Por una vez
respirar tan sólo
a la luz
de las infinitas
cosas diminutas
que nos rodean. O nada
logra romper
la atracción de esta oscuridad, el ojo
descubrirá que no somos
sino aquello que nos ha hecho
menos de lo que somos. No decir nada. Decir:
nuestras propias vidas
dependen de ello.
Las infinitas
cosas diminutas. Por una vez
respirar tan sólo
a la luz
de las infinitas
cosas diminutas
que nos rodean. O nada
logra romper
la atracción de esta oscuridad, el ojo
descubrirá que no somos
sino aquello que nos ha hecho
menos de lo que somos. No decir nada. Decir:
nuestras propias vidas
dependen de ello.
miércoles, 5 de septiembre de 2007
Los poemas de amor de B. Brecht
Quiero ir con aquél a quien amo.
Quiero ir con aquél a quien amo.
No quiero calcular lo que cuesta.
No quiero averiguar si es bueno.
No quiero saber si me ama.
Quiero ir con aquél a quien amo.
-----------------------------------
Para leer por la mañana y por la noche.
Aquél a quien amo
me ha dicho
que me necesita.
Por eso
cuido de mí,
me fijo en mi camino y
de cada gota de lluvia temo
que me pueda matar.
Quiero ir con aquél a quien amo.
No quiero calcular lo que cuesta.
No quiero averiguar si es bueno.
No quiero saber si me ama.
Quiero ir con aquél a quien amo.
-----------------------------------
Para leer por la mañana y por la noche.
Aquél a quien amo
me ha dicho
que me necesita.
Por eso
cuido de mí,
me fijo en mi camino y
de cada gota de lluvia temo
que me pueda matar.
sábado, 25 de agosto de 2007
Algo sobre Maqroll
Ahora, lo importante es aprender a ver, llegar a saber ver, ver todo: las cosas, las personas, el cielo, los montes, el mar y sus criaturas. Todo lo que vemos esconde siempre una parte, la deja en la sombra. Allí hay que llegar, iluminar, descubrir, descifrar. Nada puede quedar oculto. Lo sé: es mucho pedir. Pero no hay otro remedio. El mar, por ejemplo; usted que lo ha transitado tanto y lo conoce tan bien. El mar es lo más importante que hay en el mundo. Hay que saber verlo, seguir sus cambios de humor, escucharlo, olerlo. ¿Sabe por qué? Por algo muy simple que todos creen saber pero creo que no acaban de entenderlo a fondo: porque allí nació la vida, de allí salimos y una parte nuestra siempre estará sumergida allá entre las algas y las profundidades en tinieblas. Ahora ya casi estoy listo para emprender un viejo sueño que me ha perseguido desde hace años: pintar el viento. Sí, no ponga esa cara. Pintar el viento, pero no el que pasa por los árboles ni el que empuja las olas y mece las faldas de las muchachas. No, quiero pintar el viento que entra por una ventana y sale por otra, así, sin más. El viento que no deja huella, ése tan parecido a nosotros, a nuestra tarea de vivir, a lo que no tiene nombre y se nos va de entre las manos sin saber cómo. El viento que usted, como Gaviero, ha visto venir tantas veces hacia las velas y a menudo cambia de rumbo y nunca llega. Ése es el que voy a pintar. Nadie lo ha hecho todavía. Yo lo voy a hacer, ya verá. Es cosa de saberlo sorprender en el preciso instante en que su paso no tiene duda posible. Para eso, lo sé, hay que saber mirar, ya se lo dije; mirar el lado oculto de las cosas. Con el viento es lo mismo y lo que en verdad yo sé hacer es eso: mirar, mirar hasta no ser uno mismo. Bueno, ¡qué carajo! Ya me perdí otra vez, pero creo que usted me entiende, Maqroll, porque si no me entiende estamos jodidos.
Álvaro Mutis, Razón verídica de los encuentros y complicidades de Maqroll el Gaviero con el pintor Alejandro Obregón.
lunes, 20 de agosto de 2007
Todavía hoy, en las tierras de Carewall, relatan todos aquel viaje. Cada uno a su manera. Todos sin haberlo visto nunca. Pero no importa. No dejarán nunca de relatarlo. Para que nadie pueda olvidar lo hermoso que sería si, para cada mar que nos espera, hubiera un río para nosotros. Y alguien -un padre, un amor, alguien- capaz de cogernos de la mano y de encontrar ese río -imaginarlo, inventarlo- y de depositarnos sobre su corriente, con la ligereza de una sola palabra, adiós. Eso, en verdad, sería maravilloso. Sería dulce la vida, cualquier vida. Y las cosas no nos harían daño, sino que se acercarían traídas por la corriente, primero podríamos rozarlas y después tocarlas y sólo al final dejar que nos tocaran. Dejar que nos hirieran, incluso. Morir por ellas. No importa. Pero todo sería, por fin, humano. Bastaría la fantasía de alguien -un padre, un amor, alguien. Él sabría inventar un camino, aquí, en medio de este silencio, en esta tierra que no quiere hablar. Camino clemente, y hermoso. Un camino de aquí al mar.
Océano mar, Alessandro Baricco
Uno de mis mares
jueves, 16 de agosto de 2007
Cuando decidí partir, dejar lo que amaba y era mío, sabía que era para siempre, que no iba a ser una simple ausencia, sino un acto irreparable, penoso y vergonzante, como una fuga. En realidad todas mis partidas fueron fugas. Creo que es la única forma de irse. Pero antes de huir quería ver lo que dejaba, cargar mi corazón de imágenes para no contar mi vida ya en años sino en montañas, en gestos, en infinitos rostros, nunca en cifras sino en ternuras, en furores, en penas y alegrías.
La casa y el viento, H. Tizón.
La casa y el viento, H. Tizón.
domingo, 12 de agosto de 2007
al principio fue el golpe
un silencio repentino
absurdo, casi
casi inteligible
después sobrevino la tranquilidad
una pasmosa calma
serena necesidad de silencio
ahora
el silencio
es casi ensordecedor
no me deja dormir
casi no puedo cerrar los ojos
casi no puedo respirar
la noche se hace larga
eterna
el viento suena tras las ventanas
estamos en agosto
es el mes de los vientos
los vientos están impacientes
quieren irse
ya se han ido
los dejo
que golpeen los vidrios
pero no les abro
no les voy a abrir
no puedo abrirles
duelen con sus ruidos
duelen tanto
siempre el mismo ciclo
siempre el mismo
la misma lanza
que atraviesa, destroza, y renace
siempre igual
como tus ojos
devorándose a los míos
silencio, ahora
un silencio repentino
absurdo, casi
casi inteligible
después sobrevino la tranquilidad
una pasmosa calma
serena necesidad de silencio
ahora
el silencio
es casi ensordecedor
no me deja dormir
casi no puedo cerrar los ojos
casi no puedo respirar
la noche se hace larga
eterna
el viento suena tras las ventanas
estamos en agosto
es el mes de los vientos
los vientos están impacientes
quieren irse
ya se han ido
los dejo
que golpeen los vidrios
pero no les abro
no les voy a abrir
no puedo abrirles
duelen con sus ruidos
duelen tanto
siempre el mismo ciclo
siempre el mismo
la misma lanza
que atraviesa, destroza, y renace
siempre igual
como tus ojos
devorándose a los míos
silencio, ahora
sábado, 4 de agosto de 2007
Cummings, y el cuerpo
quiero mi cuerpo cuando está con tu
cuerpo. Es algo tan nuevo.
Los músculos mejor y aún más los nervios,
quiero tu cuerpo, quiero lo que hace,
quiero sus modos, quiero el tacto de su espina
dorsal, sus huesos y la palpitante
-lisura-fiel que he de
otra vez otra y otra
besar, quiero besarte aquí y allí,
quiero, lentamente palpar, rozar el vello
de tu eléctrica piel, y aquel que nace
sobre la hendida carne... Y ojos grandes migas de amor,
y tal vez quiero el estremecimiento
bajo de mí de ti tan nueva
cuerpo. Es algo tan nuevo.
Los músculos mejor y aún más los nervios,
quiero tu cuerpo, quiero lo que hace,
quiero sus modos, quiero el tacto de su espina
dorsal, sus huesos y la palpitante
-lisura-fiel que he de
otra vez otra y otra
besar, quiero besarte aquí y allí,
quiero, lentamente palpar, rozar el vello
de tu eléctrica piel, y aquel que nace
sobre la hendida carne... Y ojos grandes migas de amor,
y tal vez quiero el estremecimiento
bajo de mí de ti tan nueva
domingo, 29 de julio de 2007
lunes, 23 de julio de 2007
Otra letra, para el recuerdo
Rayos del sol a la hora del sol
ella estaba en cualquiera
en cualquier estación esperando una fatalidad,
o un llamado del cielo
siente un mareo de baja presión
por lo menos le queda ese poco de humor
¿para qué? si una pasa buscando
y perdiendo certezas.
sólo cuando se va
sólo cuando no está en esto, amor
le hace bien
meterse en su laberinto carrousel
le hace bien
nada está aquí ni mejor ni peor
solamente sus ojos cambian de color
a una hora del día
se tiñen de un ámbar violeta
nadie ni nadie la vio
ahora tiene un gran cuerno bajo el corazón
y se escapa de todos los hombres
que quieren tenerla
sólo cuando se va,
sólo cuando no está en esto amor.
Ámbar violeta, Fito Páez.
ella estaba en cualquiera
en cualquier estación esperando una fatalidad,
o un llamado del cielo
siente un mareo de baja presión
por lo menos le queda ese poco de humor
¿para qué? si una pasa buscando
y perdiendo certezas.
sólo cuando se va
sólo cuando no está en esto, amor
le hace bien
meterse en su laberinto carrousel
le hace bien
nada está aquí ni mejor ni peor
solamente sus ojos cambian de color
a una hora del día
se tiñen de un ámbar violeta
nadie ni nadie la vio
ahora tiene un gran cuerno bajo el corazón
y se escapa de todos los hombres
que quieren tenerla
sólo cuando se va,
sólo cuando no está en esto amor.
Ámbar violeta, Fito Páez.
La letra de una canción
Tengo tiempo
para saber si lo que sueño
concluye en algo
No te apures ya más, loco
porque es entonces cuando las horas
bajan, el dia es vidrio sin sol
bajan, la noche te oculta la voz
y ademas vos queres sol
despacio tambien podes hallar la luna
Viejo roble
del camino
tus hojas siempre se agitan algo
Nena, nena
que bien te ves
cuando en tus ojos no importa si las horas
bajan, el dia se sienta a morir
Bajan, la noche se nubla sin fin
y ademas vos sos el sol
despacio tambien podes ser la luna
Pescado rabioso, Bajan
para saber si lo que sueño
concluye en algo
No te apures ya más, loco
porque es entonces cuando las horas
bajan, el dia es vidrio sin sol
bajan, la noche te oculta la voz
y ademas vos queres sol
despacio tambien podes hallar la luna
Viejo roble
del camino
tus hojas siempre se agitan algo
Nena, nena
que bien te ves
cuando en tus ojos no importa si las horas
bajan, el dia se sienta a morir
Bajan, la noche se nubla sin fin
y ademas vos sos el sol
despacio tambien podes ser la luna
Pescado rabioso, Bajan
viernes, 20 de julio de 2007
martes, 17 de julio de 2007
hay un orden invisible en las cosas, un orden casi ingrávido, leve, aéreo, un orden invisible, veamos el mar, el mar por dentro, el mar no se asienta, no se detiene, es, desprendido de su cuerpo, enajenado en su inmensidad, dilatado en su extensión, el mar es, ingrávido, leve, el mar por dentro, casi ni se mueve, casi ni se desarma, su orden es cero, pura armonía coreográfica, detenido en el movimiento mismo, engrandecido ante tanto, saturado de su misma piel, plegado en su mismo cuerpo, interrupción de continuidades, pared de la lógica, muro de entendimientos, el mar es, no se suspende, no se conmueve, no se emociona, ensimismado de silencio, abstraído en lo inmemorial, borrando las huellas, el mar desarmando el camino, el mar es eso que trastorna el recorrido, eso que lo borra, el mar es puro desajuste, es pura danza, baile arcaico, canción urgente, el mar es el orden invisible de las cosas, el mar es la canción sorda de las cosas, la memoria de las cosas, el mar alivia las cosas, las alivia y las hunde, el mar traga las cosas, engulle las formas, las nivela a grado cero, el mar quiere ser, por sobre todas las cosas, en el orden invisible de esas cosas, el mar es esa canción, ese arrullo, que indefectiblemente, y a breve plazo, nos va a comer, nos va a alisar, nos va a devastar, entonces, devastados, demolidos, asolados, arrasados, cantaremos, murmuraremos, el mar es, en el orden invisible de las cosas, el mar es
viernes, 13 de julio de 2007
Noticias del mar
Podría ser un refugio perfecto. Invisibles para cualquier enemigo. Suspendidos. Blancos como los cuadros de Plasson. Imperceptibles incluso para nosotros mismos. Pero hay algo que agrieta este purgatorio. Y es algo de lo que no puedes escapar. El mar. El mar encanta, el mar mata, conmueve, asusta, también hace reír, a veces desaparece, de vez en cuando se disfraza de lago, o bien construye tempestades, devora naves, regala riquezas, no da respuestas, es sabio, es dulce, es potente, es imprevisible. Pero, sobre todo, el mar llama. Es lo único que hace, en el fondo: llamar. No se detiene nunca, te entra dentro, se te echa encima, es a ti a quien quiere. Puedes disimular, no te sirve de nada. Seguirá llamándote. Este mar que estás viendo y todos los otros que no verás, pero que estarán siempre al acecho, pacientes, un poco más allá de tu vida. Los oirás llamar infatigablemente. Sucede en este purgatorio de arena. Sucedería en cualquier paraíso, y en cualquier infierno. Sin explicar nada, sin decirte dónde, habrá siempre un mar que te llamará.
Alessandro Baricco, Océano mar.
El amor, según A. Baricco (III)
La música es lo más difícil, ésa es la verdad, la música es lo más difícil de encontrar, para decírselo, tan cerca uno del otro, la música y los gestos, para disolver la pena, precisamente cuando ya no hay nada que hacer, la música apropiada para que, de alguna manera, sea una danza y no un desgarrón ese marcharse, ese deslizarse, hacia la vida y lejos de la vida, extraño péndulo del alma, redentor y asesino, si supiera uno bailarlo haría menos daño, y por eso los amantes, todos, buscan esa música, en ese momento, dentro de las palabras, en el polvo de los gestos, y saben que, si tuvieran coraje, sólo el silencio sería música, música exacta, un largo silencio amoroso, un claro en la despedida y un cansino lago que al final se desliza por la superficie de una pequeña melodía, aprendida desde siempre, para cantarla en voz baja...
Alessandro Baricco, Océano mar.
jueves, 12 de julio de 2007
El amor, según M. Yourcenar (II)
Amar con los ojos cerrados es amar como un ciego. Amar con los ojos abiertos tal vez sea amar como un loco: es aceptarlo todo apasionadamente. Yo te amo como una loca.
***
Utilidad del amor. Los voluptuosos se las componen para realizar sin él la exploración del placer. No se sabe qué hacer con el deleite durante durante una serie de experiencias sobre la mezcla y combinación de los cuerpos. Después, se da uno cuenta de que aún quedan descubrimientos por hacer en tan oscuro hemisferio. Necesitábamos el amor para que nos enseñara el Dolor.
Marguerite Yourcenar, Fuegos.
miércoles, 4 de julio de 2007
El lenguaje, III.
(de Alejandra Pizarnik, más)
Nuevamente, de: El infierno musical, 1971.
(de Alejandra Pizarnik, más)
La palabra que sana
Esperando que un mundo sea desenterrado por el lenguaje, alguien canta el lugar en que se forma el silencio. Luego comprobará que no porque se muestre furioso existe el mar, ni tampoco el mundo. Por eso cada palabra dice lo que dice y además más y otra cosa.
Los de lo oculto
Para que las palabras no basten es preciso alguna muerte en el corazón.
La luz del lenguaje me cubre como una música, imagen mordida por los perros del desconsuelo, y el invierno sube por mí como la enamorada del muro.
Cuando espero dejar de esperar, sucede tu caída dentro de mí. Ya no soy más que un adentro.
Nuevamente, de: El infierno musical, 1971.
sábado, 30 de junio de 2007
El lenguaje, II.
La creación es el resultado de la imperfección. Del esfuerzo por conseguir algo y de la frustración. Y de ahí es de donde creo que nació el lenguaje. Es decir, fue el resultado de nuestro deseo de superar nuestro aislamiento, y tener cierto tipo de conexión entre nosotros. Debía ser fácil cuando se trataba de simple supervivencia. Ya sabes… “agua”. Inventamos un sonido para ella. O “tigre dientes de sable justo detrás de ti”. Inventamos un sonido para eso. Pero se vuelve realmente interesante, creo, cuando usamos ese mismo sistema de símbolos para comunicar todas las cosas abstractas e intangibles que experimentamos. ¿Qué es, por ejemplo, frustración? ¿Enojo o amor? Cuando yo digo “amor” el sonido sale de mi boca y llega al oído de la otra persona, viaja a través de este conducto bizantino en su cerebro, sabes, a través de sus memorias de amor o de falta de amor, y registra lo que estoy diciendo y dice: Sí, lo entiendo. ¿Pero cómo sé yo que lo entiende? Porque las palabras son inertes. Son sólo símbolos. Están muertas, ¿sabes? Y muchas de nuestras experiencias son intangibles. Gran parte de lo que percibimos no puede ser expresado. Es indescriptible. Y aún así, cuando nos comunicamos entre nosotros, y nosotros sentimos que hay una conexión, y pensamos que somos entendidos, creo que tenemos una sensación de una comunión casi espiritual. Esa sensación puede ser pasajera, pero es para lo que vivimos.
Fragmento de la película "Waking life", dirigida por Richard Linklater.
El lenguaje, I.
A menudo es necesario no nombrar aquello de lo que hablamos. El Dios invisible de los hebreos, por ejemplo, tenía un nombre impronunciable, y cada uno de los noventa y nueve nombres que la tradición asigna a este Dios no eran sino modos de aceptar aquello-que-no-puede-ser-visto y aquello-que-no-puede-ser-comprendido. Pero aun en un plano menos exaltado, en el dominio de lo propiamente visible, evitamos a menudo divulgar aquello de lo que hablamos. Consideremos la partícula "lo". "Es lo de siempre", decimos, o "¿Cómo lo ves?" Creemos que sabemos lo que decimos, y lo que queremos decir es que la partícula "lo" representa lo que no necesita ser dicho, o lo que no puede ser dicho. Mas si lo que decimos es algo que nos elude, algo que no comprendemos, ¿cómo podemos seguir diciendo que de verdad comprendemos lo que decimos? Y, no obstante, sobra decir que lo hacemos. El "lo" de la frase precedente, por ejemplo, no es sino cuanto nos impulsa, de hecho, al propio acto de hablar. Y si la partícula "lo" es lo que continuamente reaparece en nuestro esfuerzo por definirlo, entonces hemos de aceptarlo como aquello que nos es dado de antemano, como la condición previa al acto de decirlo. Se ha dicho, por ejemplo, que las palabras falsifican lo que tratan de decir, pero decir que "lo falsifican" es admitir de antemano que "lo falsifican" es verdad, de lo que se deduce que tenemos una fe implícita en el poder de las palabras para decir lo que quieren decir. Y no obstante, cuando hablamos, a menudo no queremos decir nada en particular, y esto es lo que sucede ahora, al sentir que estas palabras caen de mi boca y se desvanecen en el silencio del que vinieron. En otras palabras, lo que se dice se dice a sí mismo, y nuestras bocas no son sino instrumentos de ese decirse a sí mismo. ¿Cómo sucede? Pero nunca nos preguntamos acerca de lo que sucede. Lo sabemos, aunque no podamos ponerlo en palabras. Y a ese sentimiento que pervive en nuestro interior, a ese secreto o conocimiento de tal modo afinado con el mundo, no le hace falta cuanto pueda caer de nuestras bocas. Nuestros corazones saben lo que albergan, incluso si nuestras bocas permanecen calladas. Y el mundo sabrá lo que es, incluso cuando nada quede en nuestros corazones.
A menudo es necesario no nombrar aquello de lo que hablamos. El Dios invisible de los hebreos, por ejemplo, tenía un nombre impronunciable, y cada uno de los noventa y nueve nombres que la tradición asigna a este Dios no eran sino modos de aceptar aquello-que-no-puede-ser-visto y aquello-que-no-puede-ser-comprendido. Pero aun en un plano menos exaltado, en el dominio de lo propiamente visible, evitamos a menudo divulgar aquello de lo que hablamos. Consideremos la partícula "lo". "Es lo de siempre", decimos, o "¿Cómo lo ves?" Creemos que sabemos lo que decimos, y lo que queremos decir es que la partícula "lo" representa lo que no necesita ser dicho, o lo que no puede ser dicho. Mas si lo que decimos es algo que nos elude, algo que no comprendemos, ¿cómo podemos seguir diciendo que de verdad comprendemos lo que decimos? Y, no obstante, sobra decir que lo hacemos. El "lo" de la frase precedente, por ejemplo, no es sino cuanto nos impulsa, de hecho, al propio acto de hablar. Y si la partícula "lo" es lo que continuamente reaparece en nuestro esfuerzo por definirlo, entonces hemos de aceptarlo como aquello que nos es dado de antemano, como la condición previa al acto de decirlo. Se ha dicho, por ejemplo, que las palabras falsifican lo que tratan de decir, pero decir que "lo falsifican" es admitir de antemano que "lo falsifican" es verdad, de lo que se deduce que tenemos una fe implícita en el poder de las palabras para decir lo que quieren decir. Y no obstante, cuando hablamos, a menudo no queremos decir nada en particular, y esto es lo que sucede ahora, al sentir que estas palabras caen de mi boca y se desvanecen en el silencio del que vinieron. En otras palabras, lo que se dice se dice a sí mismo, y nuestras bocas no son sino instrumentos de ese decirse a sí mismo. ¿Cómo sucede? Pero nunca nos preguntamos acerca de lo que sucede. Lo sabemos, aunque no podamos ponerlo en palabras. Y a ese sentimiento que pervive en nuestro interior, a ese secreto o conocimiento de tal modo afinado con el mundo, no le hace falta cuanto pueda caer de nuestras bocas. Nuestros corazones saben lo que albergan, incluso si nuestras bocas permanecen calladas. Y el mundo sabrá lo que es, incluso cuando nada quede en nuestros corazones.
Paul Auster, Espacios blancos, en: Pista de despegue.
lunes, 25 de junio de 2007
L'obscurite des eaux
Escucho resonar el agua que cae en mi sueño. Las palabras caen como el agua yo caigo. Dibujo en mis ojos la forma de mis ojos, nado en mis aguas, me digo mis silencios. Toda la noche espero que mi lenguaje logre configurarme. Y pienso en el viento que viene a mí, permanece en mí. Toda la noche he caminado bajo la lluvia desconocida. A mí me han dado un silencio pleno de formas y visiones (dices). Y corres desolada como el único pájaro en el viento.
Alejandra Pizarnik, El infierno musical, 1971.
Escucho resonar el agua que cae en mi sueño. Las palabras caen como el agua yo caigo. Dibujo en mis ojos la forma de mis ojos, nado en mis aguas, me digo mis silencios. Toda la noche espero que mi lenguaje logre configurarme. Y pienso en el viento que viene a mí, permanece en mí. Toda la noche he caminado bajo la lluvia desconocida. A mí me han dado un silencio pleno de formas y visiones (dices). Y corres desolada como el único pájaro en el viento.
Alejandra Pizarnik, El infierno musical, 1971.
sábado, 23 de junio de 2007
Familia numerosa
estoy sentada
frente a la ausencia del mundo
frente al paisaje de las palabras
al borde de la añoranza
de cara a fotos viejas
levanto un pie
y pequeña,
una huella se disuelve
bajo el aire que me sostiene
bajo el sopor de una cama distendida
con mi mano dibujo mariposas
que como jaurías envuelven
el breve círculo que me rodea
deshaciendo un posible círculo mágico
disolviendo cada sonido arrinconado
entono melodías pesadas
desarmo las sobras de este día
logro desajustar las huellas y los rostros
despeino la fisonomía de este instante
logro abrir los ojos
y estoy sentada
de cara a fotos viejas
frente a la ausencia del mundo
frente al paisaje de algunas palabras
corro
entonces
corro
a la otra orilla
del otro lado de este mar
y del otro lado de mí
frente a la ausencia del mundo
frente al paisaje de las palabras
al borde de la añoranza
de cara a fotos viejas
levanto un pie
y pequeña,
una huella se disuelve
bajo el aire que me sostiene
bajo el sopor de una cama distendida
con mi mano dibujo mariposas
que como jaurías envuelven
el breve círculo que me rodea
deshaciendo un posible círculo mágico
disolviendo cada sonido arrinconado
entono melodías pesadas
desarmo las sobras de este día
logro desajustar las huellas y los rostros
despeino la fisonomía de este instante
logro abrir los ojos
y estoy sentada
de cara a fotos viejas
frente a la ausencia del mundo
frente al paisaje de algunas palabras
corro
entonces
corro
a la otra orilla
del otro lado de este mar
y del otro lado de mí
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