domingo, 29 de julio de 2007

Al ras el mundo


imagina si esto
si un día esto
un buen día
imagina
si un día
un buen día esto
cesara
imagina

samuel beckett, quiebros y poemas

lunes, 23 de julio de 2007

Otra letra, para el recuerdo

Rayos del sol a la hora del sol
ella estaba en cualquiera
en cualquier estación esperando una fatalidad,
o un llamado del cielo

siente un mareo de baja presión
por lo menos le queda ese poco de humor
¿para qué? si una pasa buscando
y perdiendo certezas.

sólo cuando se va
sólo cuando no está en esto, amor
le hace bien
meterse en su laberinto carrousel
le hace bien

nada está aquí ni mejor ni peor
solamente sus ojos cambian de color
a una hora del día
se tiñen de un ámbar violeta

nadie ni nadie la vio
ahora tiene un gran cuerno bajo el corazón
y se escapa de todos los hombres
que quieren tenerla

sólo cuando se va,
sólo cuando no está en esto amor.


Ámbar violeta, Fito Páez.

La letra de una canción

Tengo tiempo
para saber si lo que sueño
concluye en algo
No te apures ya más, loco
porque es entonces cuando las horas
bajan, el dia es vidrio sin sol
bajan, la noche te oculta la voz
y ademas vos queres sol
despacio tambien podes hallar la luna

Viejo roble
del camino
tus hojas siempre se agitan algo
Nena, nena
que bien te ves
cuando en tus ojos no importa si las horas
bajan, el dia se sienta a morir
Bajan, la noche se nubla sin fin
y ademas vos sos el sol
despacio tambien podes ser la luna

Pescado rabioso, Bajan

viernes, 20 de julio de 2007

Y vos, sabés cuál es tu norte?



martes, 17 de julio de 2007

hay un orden invisible en las cosas, un orden casi ingrávido, leve, aéreo, un orden invisible, veamos el mar, el mar por dentro, el mar no se asienta, no se detiene, es, desprendido de su cuerpo, enajenado en su inmensidad, dilatado en su extensión, el mar es, ingrávido, leve, el mar por dentro, casi ni se mueve, casi ni se desarma, su orden es cero, pura armonía coreográfica, detenido en el movimiento mismo, engrandecido ante tanto, saturado de su misma piel, plegado en su mismo cuerpo, interrupción de continuidades, pared de la lógica, muro de entendimientos, el mar es, no se suspende, no se conmueve, no se emociona, ensimismado de silencio, abstraído en lo inmemorial, borrando las huellas, el mar desarmando el camino, el mar es eso que trastorna el recorrido, eso que lo borra, el mar es puro desajuste, es pura danza, baile arcaico, canción urgente, el mar es el orden invisible de las cosas, el mar es la canción sorda de las cosas, la memoria de las cosas, el mar alivia las cosas, las alivia y las hunde, el mar traga las cosas, engulle las formas, las nivela a grado cero, el mar quiere ser, por sobre todas las cosas, en el orden invisible de esas cosas, el mar es esa canción, ese arrullo, que indefectiblemente, y a breve plazo, nos va a comer, nos va a alisar, nos va a devastar, entonces, devastados, demolidos, asolados, arrasados, cantaremos, murmuraremos, el mar es, en el orden invisible de las cosas, el mar es

viernes, 13 de julio de 2007

Noticias del mar

Podría ser un refugio perfecto. Invisibles para cualquier enemigo. Suspendidos. Blancos como los cuadros de Plasson. Imperceptibles incluso para nosotros mismos. Pero hay algo que agrieta este purgatorio. Y es algo de lo que no puedes escapar. El mar. El mar encanta, el mar mata, conmueve, asusta, también hace reír, a veces desaparece, de vez en cuando se disfraza de lago, o bien construye tempestades, devora naves, regala riquezas, no da respuestas, es sabio, es dulce, es potente, es imprevisible. Pero, sobre todo, el mar llama. Es lo único que hace, en el fondo: llamar. No se detiene nunca, te entra dentro, se te echa encima, es a ti a quien quiere. Puedes disimular, no te sirve de nada. Seguirá llamándote. Este mar que estás viendo y todos los otros que no verás, pero que estarán siempre al acecho, pacientes, un poco más allá de tu vida. Los oirás llamar infatigablemente. Sucede en este purgatorio de arena. Sucedería en cualquier paraíso, y en cualquier infierno. Sin explicar nada, sin decirte dónde, habrá siempre un mar que te llamará.


Alessandro Baricco, Océano mar.

El amor, según A. Baricco (III)

La música es lo más difícil, ésa es la verdad, la música es lo más difícil de encontrar, para decírselo, tan cerca uno del otro, la música y los gestos, para disolver la pena, precisamente cuando ya no hay nada que hacer, la música apropiada para que, de alguna manera, sea una danza y no un desgarrón ese marcharse, ese deslizarse, hacia la vida y lejos de la vida, extraño péndulo del alma, redentor y asesino, si supiera uno bailarlo haría menos daño, y por eso los amantes, todos, buscan esa música, en ese momento, dentro de las palabras, en el polvo de los gestos, y saben que, si tuvieran coraje, sólo el silencio sería música, música exacta, un largo silencio amoroso, un claro en la despedida y un cansino lago que al final se desliza por la superficie de una pequeña melodía, aprendida desde siempre, para cantarla en voz baja...
Alessandro Baricco, Océano mar.

jueves, 12 de julio de 2007

El amor, según M. Yourcenar (II)

Amar con los ojos cerrados es amar como un ciego. Amar con los ojos abiertos tal vez sea amar como un loco: es aceptarlo todo apasionadamente. Yo te amo como una loca.
***
Utilidad del amor. Los voluptuosos se las componen para realizar sin él la exploración del placer. No se sabe qué hacer con el deleite durante durante una serie de experiencias sobre la mezcla y combinación de los cuerpos. Después, se da uno cuenta de que aún quedan descubrimientos por hacer en tan oscuro hemisferio. Necesitábamos el amor para que nos enseñara el Dolor.
Marguerite Yourcenar, Fuegos.

miércoles, 4 de julio de 2007

El lenguaje, III.

(de Alejandra Pizarnik, más)
La palabra que sana

Esperando que un mundo sea desenterrado por el lenguaje, alguien canta el lugar en que se forma el silencio. Luego comprobará que no porque se muestre furioso existe el mar, ni tampoco el mundo. Por eso cada palabra dice lo que dice y además más y otra cosa.
Los de lo oculto

Para que las palabras no basten es preciso alguna muerte en el corazón.
La luz del lenguaje me cubre como una música, imagen mordida por los perros del desconsuelo, y el invierno sube por mí como la enamorada del muro.
Cuando espero dejar de esperar, sucede tu caída dentro de mí. Ya no soy más que un adentro.

Nuevamente, de: El infierno musical, 1971.